El Buen Orador

 

 

Seminario - Taller






















 
























 

 

EL ARTE DE HABLAR BIEN EN PÚBLICO

 

Una guía práctica que le ayudará a maximizar el discurso para re- posicionar su carrera en el exigente mercado laboral.

 

 

 

Facilitado por: José Luis García Especialista en Imagen Corporativa

Lic. en Comunicación Social Locutor profesional Autor del Libro “Manual del Buen Orador”

Recopilado por Dr. Deivi Talavera

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este manual está dedicado a todas las personas que sin hacer de ello una profesión, quieren hablar o cantar bien en público.

 

A los que aman el arte de la dicción, el arte del buen hablar o simplemente el encanto de la voz.

 

JLG


ORATORIA

EL ARTE DE HABLAR BIEN EN PÚBLICO MANUAL DEL BUEN ORADOR

CONTENIDO

Pág.

Introducción.

11

DIME COMO HABLAS Y TE DIRE QUIEN ERES

12

 

 

ANTECEDENTES DE LA ORATORIA MODERNA

12

         Origen Concepto Mitos.

15

 

 

Capítulo I

 

LA BUENA COMUNICACIÓN

14

         Importancia de la Comunicación Oral.

15

         Elementos de la Comunicación.

18

         La Incomunicación ¿Cómo Vencerla?.

20

 

 

Capítulo II

 

EL PODER DE LA PALABRA

28

         Funciones Básicas del Lenguaje.

34

         Ponga a Prueba su Vocabulario.

39

 

 

Capítulo III

 

LA MATERIA PRIMA DEL BUEN ORADOR

41

         Pasos indispensables para hablar con éxito.

43

         La Fonética.

52

         La Buena Pronunciación, Articulación y Dicción.

53

         La lectura en voz alta.

56

         La Fatiga Vocal Causas y Efectos.

57

 

 

Capítulo IV

 

EL PERFIL DEL BUEN ORADOR

66

         ¿Cómo poner en contra suya el auditorio?

80

         Sacuda la Pereza Mental.

81

 

 

Capítulo V

 

EL ARTE DE LA CONFERENCIA

90

         La Conferencia: Concepto y Objetivos.

91

         Fases de la Conferencia:

97

 

 

Capítulo VI

 

EN LA PRÁCTICA ESTA EL ARTE

106

         Ejercicios y más ejercicios.

119

 

 

Capítulo VII

 

EL LENGUAJE DEL CUERPO

129

 

 

Capítulo VIII

 

TODO BUEN ORADOR ES UN LÍDER

141

 

 


ANEXOS

 

BIBLIOGRAFÍA

 


ACERCA DEL AUTOR

 

 

 

Nombres y Apellidos:

José Luis García González

Maracaibo Edo. Zulia. 06-06-59.

Estudios Realizados:

    Especialización en Imagen Corporativa. Universidad Santa María. Caracas 1996.

    Licenciado en Comunicación Social – La Universidad del Zulia 1987.

 

    Diseño – Estrategia y Manejo de la Imagen – Escuela Ve- nezolana de Administración Pública – Caracas 1998.

 

        Gerencia de Publicidad IESA Caracas 1996.

 

    Calidad Total aplicada a la Gerencia Moderna. Grupo CQ – Caracas 1993.

    Detección de Necesidades de Adiestramiento. Universidad Central de Venezuela. Caracas 1995.

 

    Locución y Producción de Radio. Fundación Academia Nacional de Ciencias y Artes del Cine y la Televisión. Ca- racas – 1988.

    Locutor MTC Nº 12371 Colegio Nacional de Periodistas Seccional Zulia, 1985.

        CNP 5416


Introducción

 

DIME COMO HABLAS Y TE DIRE QUIEN ERES

 

“No hay otra conquista tan asequible pa- ra todos, como el arte de hablar media- namente bien. Depara al hombre porvenir y respeto”

L

 
Depew

a voz, ese instrumento prodigioso, debería ser cultivada desde la infancia, en la escuela, en los liceos y en la universidad, más ahora

que se habla tanto de revolución educativa y cultural es necesario enseñarles a las criaturas a hablar, del mismo modo que se les enseña a leer y escribir – Herramientas básicas de una buena educación –

La mayoría de los niños gritan y lanzan alaridos, pero sobre todo a la hora del recreo. Si se les da a leer un texto en voz alta, las palabras pierden todo el sentido; casi todas las vocales salen deformadas, el niño y por ende llega a ser un adulto con el mal hábito de tragarse las consonantes, pronuncia mal las vo- cales, su tono es monótono y la lectura no tarda en perder su interés.

 

La naturaleza nos ha dado el instrumento vocal, maravilloso por excelen- cia, pero nadie se ha empecinado y obsesionado a enseñarlo y poco menos ser- virse de él.

 

Es necesario que el escolar aprenda ante todo a respirar y luego a hablar. Seria indiscutiblemente ventajoso para saber pronunciar con exactitud las vo- cales, articular las consonantes, utilizar de la mejor manera posible las cavida- des de resonancia, dar a las palabras su sonido, como así mismo su valor a la frase (técnica de la voz hablada).


Le invito mi estimado lector a que adquiera y comparta el instinto de la modulación y de los matices; en resumen a saber hablar y leer bien en voz alta.

No se da ninguna enseñanza de la voz hablada a las personas cuya profe- sión consiste en hablar o enseñar. Más aun inverosímil a las personas que eli- gen una carrera que obliga a hablar en público o enseñar a los alumnos. Todo lo contrario, los políticos patean nuestro hermoso castellano.

No existe un programa completo de estudios donde se les exija en los exámenes o concursos ningún conocimiento del “arte de hablar bien”.

 

Los profesores de la facultad, los predicadores, diplomáticos, conferen- cistas, políticos, (Uff) jamás han estudiado el arte de hablar bien (aprovecho esta tribuna para felicitar a quien por cuenta propia si se ha preocupado por aprender a dominar este arte).

 

Toda actividad humana tiene que adaptarse al ritmo de los cambios y el lenguaje no puede ser la excepción. Estamos ante la presencia de un lenguaje que tiene que estar en constante preparación para poder servir de instrumento eficaz de expresión y comunicación de los seres humanos en medio de este mundo extremadamente mutante.

Mi recomendación final; aprenda primero a respirar, a articular y colocar su voz (registro personal único). El estudio de la voz hablada es absolutamente indispensable para todo aquel que ejerza una profesión en la cual tiene que va- lerse de su voz o sencillamente quiera dominar el arte de hablar bien en públi- co.


ANTECEDENTES DE LA ORATORIA

 

ORATORIA es la capacidad de hablar bien y la capacidad de hablar bien es el camino más breve hacia la distinción.

 

Es el arte de hablar con elocuencia para deleitar, persuadir y conmover a un auditorio por medio del uso efectivo de la palabra, lo cual significa que, como género literario está muy ligada al lenguaje.

 

El Lenguaje es el medio de comunicación exclusivo de los seres huma- nos. Se habla sin embargo en sentido metafórico del lenguaje de los pájaros, de las flores, etc. Únicamente el sistema orgánico de signos empleados por los hombres puede propiamente denominarse lenguaje.

 

Por Lenguaje o Habla entendemos la capacidad del hombre para comuni- carse por medio de sistemas simbólicos; la Lengua se refiere a las distintas cla- ses existentes (Lengua Española, Inglesa, China, etc.).

 

El Orador por medio de la elocuencia intenta convencer y persuadir a los oyentes de la verdad, utilidad y justicia de lo que les propone, además de delei- tarlos con la belleza de la expresión y la galanura de las imágenes.

 

        CONMOVER: Perturbación violenta del cuerpo. Emoción fuerte, es- tremecer, emocionar.

 

        DELEITAR: Causar placer en el ánimo o los sentidos, deleitarse con la palabra. Deleitarse con la lectura, placer.


        ELOCUENCIA: Facultad de hablar bien y de modo convincente.

 

Es un logro por el que casi todas las personas suspiran. Cuando murió Andrew Carnegie, se halló entre sus papeles un plan que había trazado para su vida a los treinta y tres años de edad. Él se había propuesto que a la vuelta de dos años dejaría sus negocios, que le reportaban unos cincuenta mil dólares anuales, e irse a Oxford y darse una educación completa, con especial dedica- ción a estudiar el arte de hablar bien en público.

 

La oratoria proporciona sentimiento de fuerza, sensación de poder. Hala- ga nuestro orgullo y nos aparta de los otros hombres, elevándonos por sobre ellos. La oratoria es el arte de hablar con elocuencia, deleitar, persuadir y con- mover por medio de la palabra.

 

ORIGEN:

 

En los tiempos antiguos donde la persuasión reemplazaba a la fuerza pú- blica, la elocuencia era necesaria. Su origen como género literario data del año 450 antes de Cristo; aproximadamente, 2500 años cuando el pueblo griego sin- tió una gran inclinación por el arte de la palabra.

 

Prospero como género en Atenas donde se vio favorecida por la libertad política del régimen democrático. Gran parte de los políticos y legisladores atenienses fueron grandes oradores: Solón, Temístocles, Aristóteles, Sócrates, Platón.

 

Los antiguos se hacían entender claramente por el pueblo en la plaza pú- blica; hablaban sin problema todo el día, los generales arengaban a sus tropas,


se les escuchaba y ellos no se agotaban. Hoy en día los historiadores modernos han querido insertar arengar en sus historias, pero han sido objeto de burlas.

 

En todo caso siempre han existido lenguas favorables a la libertad, son lenguas sonoras, prosódicas, armoniosas, en las que se distingue perfectamente el discurso.

 

En sus inicios la Oratoria se distinguía en tres categorías: DEMOSTRATIVO – DELIBERATIVO – FORENSE.

        Demostrativo: (Panegírico: Alabanza de una persona – oracio- nes fúnebres – elogios académicos – loas – discursos de recep- ción – homilías y sermones).

 

        Deliberativo: El Orador aconseja o disuade, se propone hacer, adoptar o rechazar una resolución en una cuestión pública some- tida a deliberación (Paz – Guerra – Administración – Legisla- ción – etc.).

 

        Forense: se ocupa de lo justo y de lo injusto, así mismo de todo cuantos casos pueda presentarse ante los tribunales – otra divi- sión de la Oratoria: Elocuencia Tribunalicia – Política – Forense – Sagrada – Académica y Militar.

 

ORADOR: Predicador/ Conferencista/ Cicerón/ Publicista/ Declamador/ Panegirista/ Locutor/ Charlista. Antónimos: Torpe, Demagogo.


Capítulo I                                                           LA BUENA COMUNICACIÓN




 

Nunca es tarde:

 

C

 
uenta una leyenda india que, todos los días, un hombre transporta- ba agua de un manantial hasta su aldea usando dos grandes vasijas

sujetas en las extremidades por un trozo de madera, el cual colocaba atrave- sando sobre su espalda.

 

Una de las vasijas era más vieja que la otra y tenía pequeñas rajaduras. Cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad del agua se perdía.

 

Durante dos años, el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija más joven estaba siempre muy orgullosa de su desempeño y tenía la seguridad de que estaba a la altura de la misión para la cual había sido creada; mientras que la otra se moría de vergüenza por cumplir apenas la mitad de su tarea, aun sa- biendo que aquellas rajaduras eran producto de mucho tiempo de trabajo.

 

Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar agua del pozo, decidió hablar con él:


  Quiero que me disculpes ya que, debido a mi largo uso, sólo consigues entregar la mitad de mi carga y saciar la mitad de la sed que hay en tu casa.

 

El hombre sonrió y le dijo – Cuando regresemos, por favor, observa cui- dadosamente el camino. Así lo hizo. Y la vasija notó que por el lado donde ella iba, crecían muchas flores y plantas.

 

   ¿Ves cómo la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres? – co- mentó el hombre. – siempre supe que tú tenías rajaduras. Y resolví aprovechar este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres. Y tú las has regado siempre. Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con lechu- ga, col y cebollas. Si tú no fueras como eres, ¿Cómo podría haberlo hecho?.

 

Moraleja:

 

 

Todos nosotros, en algún momento envejecemos y pasamos a tener otras cualidades. Siempre es posible aprovechar cada una de estas nuevas cualidades para poder obtener de ellas el mayor de los provechos. ¡Loro viejo si aprende a hablar!

 

Importancia de la Comunicación Oral:

 

Expresarse, mediante la palabra (verbal o escrita) es quizá uno de los ins- trumentos más eficaces que dispone la humanidad para comunicarse, incluso la expresión correcta no se agota en sí misma – es necesario expresarse bien por el sólo placer que ello nos proporcione –


Este mundo moderno y cambiante con su enorme capacidad de comuni- cación masiva, ha creado una cultura de información, que inevitablemente ha influido de manera notable en las masas, al extremo que por cualquier circuns- tancia donde se reúnan hombres y mujeres para el cumplimiento de un fin de- terminado, deben adoptar y tener bien claras las reglas del entendimiento, es decir un buen sistema de comunicación.

 

Gracias al avance tecnológico comunicacional, podemos enviar y recibir mensajes hasta los lugares más remotos. Cada día los profesionales de la co- municación estudian formas más claras y precisas a fin de difundir sus ideas y este manual persigue precisamente eso; ayudar a conocer los elementos y las técnicas apropiadas para mejorar nuestra comunicación.

 

¿En qué consiste la Comunicación?

 

          Consiste en intercambiar comunicación, promulgar una idea, un acontecimiento o una vivencia.

 

          Preguntar, interrogar para saber lo que se desea conocer y conse- guirlo por medio de una respuesta.

          Dar una orden, inducir a una persona para que actué o deje de ac- tuar, persuadirle a obrar de una u otra forma.

 

          Manifestar sentimientos como indignación, sorpresa, satisfacción y a su vez lograr una reacción con respecto a lo que se expresa.


El hombre se comunica por medio de:

 

 

                      Expresión Corporal (gestos o mímicas).

 

 

             Expresión Oral: Es el conjunto de palabras emitidas y combi- nadas por nuestro sistema vocal: laringe, lengua, cuerdas vocales, la- bios, dientes, etc., para formar los sonidos lingüísticos y estructurar las vocales y consonantes en: sílabas, palabras, frases y enunciados.

 

             Expresión Escrita: En nuestro idioma se realiza en forma gráfi- ca y transcribe las palabras de la lengua hablada en signos escritos. Se dice que la expresión escrita es más complicada que la hablada, por ser menos espontánea y carecer de recursos de expresividad que acompañan al lenguaje hablado. Las palabras escritas están formadas por letras (grafemas) que constituyen el aspecto gráfico de las pala- bras (grafías).

 

En este manual Ud. encontrará, sin embargo, más elementos típicos y técnicas específicas del lenguaje hablado. Se aprende a hablar bien – haciendo el intento de hablar bien – La práctica es fundamental e insustituible en el aprendizaje básico y previo a convertirse en un buen orador. Por ello le dedi- camos un capítulo completo (Capítulo 7), porque en la práctica esta el arte.

 

En la expresión oral igualmente intervienen aspectos psicológicos como el hecho de emitir con una buena voz lo que se piensa y lo que Ud. siente en presencia de otros; la seguridad, la naturalidad, el equilibrio psíquico que sólo


puede lograrse mediante la práctica sistémica de ejercicios diseñados para tal propósito.

 

Es necesario, además que todos los que participan en el proceso comuni- cacional puedan entenderse, en otras palabras, que se emplee un código co- mún. Por ejemplo los hispanos utilizan el español como código común. A pe- sar de que hoy día cada quien lo utiliza a su manera, no debe apartarse de las reglas gramáticas para poder ser comprendidos en el mensaje.

 

Elementos de la Comunicación Oral:




                              Locutor o emisor (el que habla o escribe).

                              Destinatario o receptor (el que escucha o lee).

             Canal o medio de comunicación (aire, cable, ondas hertzianas, internet – satélites).

                              Mensaje: Lo que el emisor transmite al receptor o destinatario.

                              Código: Sistema previamente establecido.

             Feed back o retroalimentación: que debe existir entre el emi- sor y el receptor (viceversa).


Todo aquel que desee adquirir mayores posibilidades de comunicación debe poseer un mayor número de ideas y conceptos, este arsenal propio de pa- labras será un idialecto o idiolecto.

 

La comunicación también se divide en:

 

 

Lingüística:

Psicológica:

         Expresión oral y escrita.

                   Sonidos.

                   Signos gráficos.

             Se realiza con o sin elementos lingüísticos.

             Telepatía (mente a mente sin mensaje material).

             Cenestésica: Miradas, caricias y acciones mezcladas con elementos lingüísticos.

             La forma de hablar provoca diversas actitudes: simpatía, empa-

tía, antipatía, indiferencia.


Debemos vencer la incomunicación

 




 

Bernardo Mora dice que la incomunicación es cuando una persona se re- fiere en su propio modelo del mundo y además cree que tiene la razón; enton- ces opina que los demás están errados y deberían ver las situaciones del mismo ángulo que él las ve. Recomendaciones:

 

                            Sintonícese con la frecuencia de los otros.

               Atrévase a vencer sus temores. Cambiando esos pensamientos que nos dice “no vale la pena comunicarnos”.

               Hable de cosas comunes y comparta situaciones que ambos dis- frutemos.

                            Si estas en desacuerdo, entonces aléjate del evento.

 

 

EVALUE Y AUMENTE SU POTENCIAL COMUNICATIVO

 

Conocer los puntos débiles y fuertes de percibir el mundo es el primer paso para aumentar su potencial comunicativo. El Test que aparece a continua- ción le dará una clave valiosa para aprender a observarse en su comunicación interpersonal y para convertirse en un excelente comunicador en todos los momentos de su vida.


Elija 20 palabras de la siguiente lista, que por alguna razón, le atraigan la atención y destaquen en su percepción:

 

       1. Tronar

           31. Silbido.

       2. Retrato.

           32. Colorear.

       3. Mordedura

           33. Cascabel.

       4. Desafinado.

           34. Sumergirse.

       5. Aureola.

           35. Discurso.

       6. Mezclar.

           36. Quemadura.

       7. Emoción.

           37. Murmurar.

       8. Trompeta.

           38. Sabroso.

       9. Apariencia.

           39. Gesticular.

       10. Espejismo.

           40. Espina.

       11. Gruñido.

           41. Estampa.

       12. Ventolera.

           42. Sensación.

       13. Comodidad.

           43. Acento.

       14. Audiencia.

           44. Visualización.

       15. Desteñido.

           45. Aroma.

       16. Picor.

           46. Ritmo.

       17. Ruborizarse.

           47. Húmedo.

       18. Palpable.

           48. Retórica.

       19. Iluminación.

           49. Gorjeo.

       20. Dulzura.

           50. Áspero.

       21. Eco.

           51. Pálido.

       22. Transparentar.

           52. Griterío.

       23. Timbre.

           53. Terciopelo.

       24. Enfocar.

           54. Claridad.

       25. Perfume.

           55. Observar.

       26. Ofuscar.

           56. Silencio.

       27. Ruido.

           57. Arrancar.

       28. Panorama.

           58. Brillante.

       29. Elocuencia.

           59. Orquesta.

       30. Periscopio.

           60. Paisaje.

       61. Textura.

           64. Espejo.

       62. Acústico.

           65. Sinfonía.

       63. Aferrar.

           66. Escenario.


Transfiera sus respuestas a esta página, marcando solamente los números de las palabras que usted ha escogido, y luego apunte abajo, en la línea de los totales la cantidad de palabras que haya marcado en cada grupo (A, B o C):

 

 

 

A

 

 

B

 

 

C

 

 

 

2

 

1

 

3

 

5

 

4

 

6

 

 

9

 

8

 

7

 

 

10

 

11

 

12

 

 

15

 

14

 

13

 

 

17

 

21

 

16

 

 

19

 

23

 

18

 

 

22

 

27

 

20

 

 

24

 

29

 

25

 

 

26

 

31

 

34

 

 

28

 

33

 

36

 

 

30

 

35

 

38

 

 

32

 

37

 

39

 

 

41

 

43

 

40

 

 

44

 

46

 

42

 

 

51

 

48

 

45

 

 

54

 

49

 

47

 

 

55

 

52

 

50

 

 

58

 

56

 

53

 

 

60

 

59

 

57

 

 

64

 

62

 

61

 

 

66

 

65

 

63

 

Totales

 

 

+

 

 

+

 

 

= 20

 

Multiplique por cinco el total obtenido en cada columna:

 

 

COLUMNA A:                             x 5 =                        COLUMNA B:                                                   x 5 =                        COLUMNA C:                                                   x 5 =                      


Ahora indique su puntuación en el siguiente cuadro:

 

 

%

%

100               .                  .                  .                   

100

90                .                  .                  .                   

90

80                .                  .                  .                   

80

70                .                  .                  .                   

70

60                .                  .                  .                   

60

50                .                  .                  .                   

50

40                .                  .                  .                   

40

30                .                  .                  .                   

30

20                .                  .                  .                   

20

10                .                  .                  .                   

10

0                .                  .                  .                   

0

 




 

Columna A

Columna B

Columna C

Visual

Auditivo

Cinestésico

 

 

Uniendo los puntos marcados en cada columna tendrá un gráfico de su capacidad de comunicación en los tres diferentes canales (visual, auditivo, ci- nestésico), vea cuál de ellos es el predominante y cuál es el que usted menos domina.

 

Su puntuación más alta indica la predominancia. Su puntuación más baja muestra qué aspectos podría mejorar su forma de comunicarse, aumentando de ese modo su potencial comunicativo.


Capítulo II                                                          EL PODER DE LA PALABRA

 




 

Y

 
dijo Dios “hágase la luz, y hubo luz”. Dios vio que la luz era buena y la separó de las tinieblas.

 

Este primer poema escrito hace 25 siglos para dar respuesta a ciertas in- quietudes acerca del pueblo de Dios y su existencia, nos lleva a la proximidad de que antes que todo fuera, un hecho ya existía la palabra.

 

Independientemente de las creencias y convicciones que cada uno posea, la aseveración “Dijo Dios”, nos da a entender que toda la creación sería luz y todo lo que fue hecho es el resultado de la palabra; porque todo lo que sale de la boca de Dios es bueno y es luz; en síntesis, la Biblia, reconocida como el libro de los libros, por antonomasia también es la palabra de Dios.

 

Por una palabra, el Dios de nuestros padres creó al mundo, por una pala- bra lo condenó, pero en siete palabras que Jesús en la cruz expresó, nos perdo- nó.

 

A través de todos los tiempos la pura palabra ha tenido una dinámica de trascendencia extraordinaria.


La palabra es el sonido articulado que contiene un significado y es la be- lleza plena de los sonidos; es la gran obra de la naturaleza; al conjunto y expre- sión de pensamientos agradables se le denomina; palabra.

 

Es la palabra, la máxima expresión de las promesas y cumplidos – te doy mi palabra – y sí estas en una asamblea: tiene la palabra ..., por ello no confíe usted amigo lector, cuando alguien en sentido muy figurado exclame – voy a utilizar la palabra muy breve – tiene sentido la palabra y doble sentido tam- bién, (Denotación y Connotación).

 

Recientemente se ha descubierto que el 85% de lo que comunicamos y lo que la gente percibe se basa en emociones; la manera de expresarse y la pasión que le imprime cada individuo.

 

De allí la importancia de administrar muy bien el uso de la palabra, pu- diera suceder que los pensamientos y el estado de ánimo nos traicionen. Muy bien exclamaba Jesús “de la abundancia de tu corazón hablará la boca”.

 

¡Mide tus palabras! Se refiere igualmente a que ellas tienen forma y vida propia – ¿acaso alguna vez no le han hecho referencia a tal sentencia? – para recordarnos que antes de abrir la boca pensemos en la prudencia y para aque- llos que no tienen nada que decir o “nada en la bola”, entonces no le cabe otro adjetivo calificativo que; ese tipo es pura palabrería.

 

El uso de la palabra se ha tornado imprescindible para todos los casos; sólo hace falta que al nacer osaran preguntarnos – a ver, cuáles son tus prime- ras impresiones con ella naces, haces y deshaces. Y por el buen o mal uso


que le des serás juzgado. Tiene derecho a permanecer callado o todo lo que diga será usado en su contra (reza la bolivariana yanqui).

 

Para otros autores el poder de la palabra es evocador de formas y sensa- ciones; algunas suenan bonito como alcachofa, caracol, chocolate, brisa y besi- to. Palabras cómicas que poseen la cualidad de liberar sonrisas apenas sean pronunciadas; pescuezo, guarichón y nado sincronizado.

 

Hay palabras deliciosas que evocan la fragancia y el aroma, como aza- har, fogón, cafecito y capullito de alelí. Palabras grotescas y prohibidas como pantaleta y mamandini (se siente el impacto, ¿verdad?).

 

La palabra es bioquímica, es el eje central en todo tipo de comunicación humana – hasta las personas que tienen limitaciones en la facultad del habla han aprendido a leer los labios y conocer las intenciones.

 

En conclusión, si el paradigma de que una buena imagen vale por mil pa- labras, es cierto, entonces debemos llegar a la firme convicción de introducir una nueva regla comunicacional; del buen uso que le des a las palabras, buena imagen obtendrás, o en otras palabras, eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices.

 

La Comunicación Humana.

 

El lenguaje es la capacidad propia de la especie humana para comunicar a otros hombres sus deseos, pensamientos y sentimientos mediante un sistema de signos vocales (lengua) que al realizarse entra en juego la compleja combina- ción de elementos que hoy día conocemos como mensajes comunicativos.


Usted dirá, los animales también se comunican entre ellos, sí pero es que la capacidad y riqueza de la comunicación humana sobrepasa infinitamente la muy limitada comunicación animal.

 

El habla es el producto de la utilización de la lengua y los elementos lin- güísticos que emplea el hombre para expresarse dentro de un espacio temporal. Cuando alguien habla – comunicarse con otra persona a través de la palabra – intenta lograr:

 

     Conocer con exactitud lo que quiere decir o comunicar.

     Decirlo o comunicarlo en tono adecuado, de tal manera que el receptor o destinatario lo acepte.

     Acoplar el mensaje al entendimiento del receptor.

     Decir lo que realmente se pretende comunicar.

 

 

El Rol de la Lingüística:

 

La Lingüística como ciencia de la comunicación es la disciplina que se encarga de estudiar los hechos del lenguaje escrito y hablado. Capacita al hombre como comunicador y le aporta los elementos necesarios para mejorar la transmisión de sus ideas.

 

La Lingüística utiliza la práctica como método de aprendizaje del espa- ñol. Ninguno de nosotros aprendió a nadar o caminar por correspondencia, aprendimos por la práctica; así mismo se aprende la expresión oral, expresión escrita e iniciación a la literatura.


En Lingüística todo lo que ayuda a mejorar la comunicación es bueno. Si una palabra es necesaria para comprender mejor una idea, siempre será bien acogida por la Lingüística. La comunicación entre una sociedad viva y cam- biante requiere también de una evolución del lenguaje.

 

De acuerdo con la Lingüística la palabra es la materia prima de la comu- nicación. La palabra recibe el nombre técnico de signo Lingüístico. Fernando de Saussure explica que el signo Lingüístico es una entidad psíquica de dos caras: Significado: concepto o idea. Significante: que es una forma física hablada o escrita.

 

En tal sentido la palabra está constituida por:

 

     Monemas: Denominación de la unidad Lingüística mínima que posee significado. Se clasifican en semantemas o lexemas (poseen significado pleno y son portadores del contenido léxico de la palabra: montañ /ero) y morfemas (no poseen significado léxico autónomo, pero son portado- res de otros significados gramaticales o léxicos: montañero).

 

     Morfemas: Son independientes cuando por mismos constituyen una palabra o dependientes cuando necesitan unirse a uno o más mo- nemas.

 

Las palabras se clasifican en:

 

a)  Sustantivo: Sirve para designar seres animados o inaminados e ideas, su forma se establece en función del género que indica el sexo en per- sonas y animales (masculino: gato, femenino gata).


b)  Artículo: Determinante que presenta al sustantivo, actualiza su signifi- cado y concuerda con el género y número: él, la, los, un, una, unos.

 

c)   Adjetivo Calificativo: Palabra que expresa una cualidad del sustantivo y concuerda con él en género y número: el trabajo es duro, pero las sa- tisfacciones son hermosas.

 

d)  Adjetivo Determinado: Es el que limita el significado del sustantivo, al que acompaña aportando indicaciones diversas. Puede ser actualiza- dor (demostrativo y posesivo), cuantificador (numeral e indefinido), re- lativo, interrogativo, imperativo y exclamativo.

 

Ejemplo:

 

        Demostrativo:               Este, ese, aquel, aquella.

        Posesivo:                        Mío, tuyo, suyo, nuestro.

        Numeral:                        Dos libros, cuatro libros.

        Indefinido:                     Muchos libros, demasiadas mesas.

        Relativo:                        Pondré cuantas mesas sean necesarias.

        Interrogativo:               Pide información; ¿qué libro quieres?.

        Imperativo:                   Da una orden; ponga la mesa en su lugar.

        Exclamativo:                ¡Que libro tan divertido!

 

e)      Pronombre: La palabra que sustituye a un sustantivo en la comunica- ción y gramaticalmente desempeña sus mismas funciones. Puede ser personal, relativo, demostrativo, posesivo, numeral, indefinido, inter- rogativo o exclamativo. Ej. Yo, tú, Ud.


     Qué, cuál, quién.

     Nuestro, tuyas.

     Alguien, nadie, cualquiera.

     Interrogativo: ¿quién viene?, ¿Cuánto hace que has llegado?.

     Exclamativo: ¡qué dirá la gente!

 

f)      Verbo: Es la palabra que expresa existencia, esencia, pasión, acción, estado o proceso. Consta de una parte invariable que indica el signifi- cado léxico (radical o lexema) y una parte variable compuesta por un conjunto de morfemas que expresan informaciones gramaticales rela- tivas a la acción verbal, con referencia a una persona.

 

A esta clasificación de la palabra también se le denomina partes fun- damentales del discurso:

 

FUNCIONES BÁSICAS DEL LENGUAJE:

 

El lenguaje hablado tiene múltiples aspectos singulares y elementos típi- cos, lo cual implica necesariamente el aprendizaje de técnicas específicas que han de ser tomadas en cuenta en el estudio y práctica de la comunicación oral.

 

    Función Apelativa: La que actúa sobre los receptores u oyentes para dirigir o atraer su atención. Rousseau dice que en esta función radica el origen de las lenguas.

 

    Función Expresiva: A través de la cual el emisor manifiesta su esta- do psíquico, muy importante, ya que se ha detectado que el 85% de lo


que comunicamos y lo que la gente percibe se basa en emociones, la manera de expresar, la pasión que el emisor le imprime a cada manifes- tación, la reacción que el receptor tiene con respecto a lo que expresa- mos.

 

    Función Representativa: A través de ésta se pueden transmitir con- tenidos muy complejos, es exclusivo del lenguaje humano.

 

El profesor Márquez Rodríguez también refiere que la regla de oro del lenguaje y condición sine qua non debe ser la claridad y precisión al hablar, el gran enemigo de éstas es la ambigüedad.

 

Relaciones Semánticas:

 

La semántica es la parte de la lingüística que estudia el sentido o signifi- cado de las palabras en dos aspectos:

 

1.     Diacrónico: Estudia la lengua desde el punto de vista evolutivo, a tra- vés del tiempo. A veces es importante buscar las causas de la evolu- ción semántica de algunas palabras para comprender mejor su signifi- cado actual. Otras veces es mera curiosidad.

 

Ej. La palabra “fisco” originalmente significa monedero, muy diferen- te a su significado actual.

 

2.     Sincrónico: Explica el significado de una palabra en un momento de- terminado.


Ej. Las diversas acepciones de las palabras “Gato” y “Operación”.

 

 

La relación que puede existir entre las palabras y su significado viene da- do por que uno es más extenso que otro.

 

    Polisemia: Multiplicidad de significados que puede tener una misma palabra, Ej. Pueblo – Público.

 

    Sinonimia: Sumamente útil en todas las aplicaciones del lenguaje; fa- cilita la expresión de una idea y su comprensión; además evita la repe- tición monótona de una misma palabra. Es un recurso que debe mane- jarse con mucho cuidado, porque su empleo defectuoso puede resultar contraproducente.

 

    Supernónimos e Hipónimos: Un significado incluye o contiene al otro.

 

§  Flor es un supernónimo de rosa.

§  Rosa es un hipónimo de flor. Flor (supernónimo).

 

 

 

Tulipán                  Clavel

Marquesita                              Amapola

 


Rosa


Hipónimos


CAPÍTULO III

LA MATERIA PRIMA DEL BUEN ORADOR

 

Pasos indispensables para hablar con éxito

 

 

 


EL APARATO VOCAL

Como se origina nuestra voz




EL LENGUAJE DEL CUERPO

Normas que aseguran el

éxito social




LA IMPROVISACIÓN

La finalidad del discurso


EL MECANISMO VOCAL

Quien sabe respirar sabe hablar

 

TÉCNICA DE LA VOZ HABLADA

Hable bien cause buena impresión




 

EL ARTE DE LA CONFERENCIA

Pasión y Deseo

 

 

 

EL MICRÓFONO

La voz microfónica


Capítulo III                           LA MATERIA PRIMA DEL BUEN ORADOR




 

Pasos indispensables para hablar con éxito:

 

E

 
n la perfección de una hermosa voz decía Melba la correcta respiración es el requisito teórico más importante.

 

Por tanto el dominio de la respiración correcta debe ser nuestro primer paso hacia el perfeccionamiento de la voz. La respiración es la materia prima con la que construimos las palabras.

 

El uso adecuado de la respiración nos da tonos completos, profundos, re- dondeados; tonos atractivos, no sonidos chillones, ni ásperos, todo lo contrario; tonos que agradan, tonos que se dejan escuchar fácilmente.

 

Si la respiración correcta tiene tanta importancia, debemos entonces bus- car enseguida qué es y cómo se practica.

 

Los famosos maestros italianos de la canción han dicho siempre que esta respiración correcta es la respiración diafragmática. Y ¿Qué es eso?, ¿Algo extraño o difícil? De ninguna manera; lo hacíamos perfectamente cuando éra- mos niños, en la cuna; lo hacemos ahora en parte de las 24 horas diarias; cuan- do estamos acostados entonces respiramos libre y naturalmente empleamos la


respiración diafragmática. Por quien sabe que rara razón, es difícil respirar, como se debe, excepto cuando permanecemos en posición horizontal.

 

Nuestro problema, entonces se reduce a esto; emplear el mismo método de respiración cuando estemos en pie, que cuando yacemos en el lecho - ¿será difícil?.

 

Al respirar con los pectorales en lugar de hacerlo con el diafragma, pro- vocamos una tensión crónica en la parte más alta de la columna vertebral – los hombros y el cuello – una tensión que casi nunca puede ser liberada con masa- jes ni terapias similares, solamente se recupera cuando se retorna a los hábitos respiratorios.

 

Las personas de respiración pectoral siempre van de prisa y parece que nunca tienen tiempo; suelen padecer de ansiedad permanente.

 

Puede que este tipo de respiración venga originada en un principio por un deseo de meter el vientre y exhibir un cuerpo más delgado y esbelto; sin em- bargo el efecto es contrario, ya que al mantener en tensión los músculos abdo- minales se bloquea la circulación sanguínea en el abdomen, provocando pro- blemas en la asimilación de alimentos y eliminación de grasas y residuos intes- tinales.

 

Para superar esa tendencia respiratoria, debemos relajar la espalda y los hombros, dejándolos caer libremente. Con ello descendemos el centro de gra- vedad hacia el abdomen, junto con el diafragma, dejando cabida al respirar. La clave está en observar el abultamiento del vientre sin complejos y preguntarnos


si reconocemos y aceptamos el propio cuerpo o por el contrario le exigimos demasiado, pretendiendo ser lo que no somos.

 

Al inhalar aire, la sangre absorbe el oxigeno y recorre todo el organismo para abastecer a las células que lo necesitan para poder producir energía .

 

Si no respiramos bien:

 

 

        Nuestros pulmones no reciben suficiente oxigeno.

        Nuestra sangre no obtiene la cantidad suficiente para poder ofrecer a las células el aporte energético que necesitan.

 

Falta de oxigenación = enfermedades físicas y psíquicas.

 

 

Resultados:

        Problemas del corazón.

        Hipertensión.

        Ansiedad depresiones.

        No hablamos bien.

 

 

Pasos indispensables para hablar con éxito:

 

 

1.      Aparato Vocal. Cómo se origina nuestra voz:

 

El estudio de los órganos que constituye el aparato vocal es tan útil y provechoso para los profesionales de la voz como para todo aquel que hable o cante en público.


La voz es el resultado de un conjunto de sonoridades producidas por el funcionamiento de los órganos de la fonación. El estudio del aparato vocal (respirar, articular, dicción, emisión vocal) y sus funciones son las bases fun- damentales de este capítulo y columna vertebral en todo el curso. Por ello nos extenderemos un poco más que en los demás capítulos.

 

La experiencia nos ha demostrado que las personas dedicadas a utilizar la voz como instrumento de su profesión, no conocen y poco menos obedecen a las leyes de la fisiología vocal, como resultado ven comprometida más tempra- no que tarde la salud de su voz.

 

Por esta sencilla razón la Asociación Francesa de Maestros del Canto so- licita que los profesores sean sometidos a exámenes y obtengan un diploma. Es indispensable para quien haya elegido como profesión la enseñanza del arte y el uso de la palabra – obtener conocimientos científicos acerca de la anatomía, la fisiología, acústica y fonética, y así poder enseñar con propiedad el meca- nismo de la voz hablada y cantada.

 

Aparato Vocal. Cómo se origina nuestra voz





EL INSTRUMENTO DE LA VOZ COMPRENDE:

 

a)             El Aparato Respiratorio: Pulmones, fuelle y depósito de aire. Este aparato motor proporciona al sonido la intensidad, fuerza, poten- cia y sostén.

 

b)             Órgano Vocal Vibrante: Es el generador del sonido que propor- ciona altura a través de las vibraciones de las cuerdas vocales y está constituido por: laringe, glotis, cuerdas vocales y ventrículos.

 

c)              Sistema de Resonancia: Es el aparato que proporciona al sonido timbre, color y riqueza armónica. Es el reforzamiento del sonido. Con este aparato se coloca la voz y se hará llegar a toda la sala: Alcance.

 

La voz o sonido de la voz tiene tres cualidades: intensidad, altura y tim- bre. La exposición de estas nociones fundamentales es simple, clara, fácil y al alcance de todos los lectores – cualidades elementales en el estudio de este manual –

 

2.      El Mecanismo Vocal. Quien sabe respirar, sabe hablar:





El sistema respiratorio esta formado por las vías altas y bajas, los pulmo- nes, los músculos respiratorios, los músculos auxiliares y un centro respirato- rio. Las vías respiratorias superiores - fosas nasales, cavidad bucal y faringe – comunican con las vías respiratorias inferiores la traquea, los bronquios y los pulmones. Todos estos conductos están revestidos por una membrana pi- tuitaria que limpia el aire, especialmente en las vías que comunican con el olfato, de ahí la importancia de respirar por la nariz realizándose un proceso de depuración y calentamiento del aire que no se obtiene al respirar por la bo- ca.

 

Los pulmones ocupan casi toda la cavidad torácica, sobrepasando las clavículas por la parte superior y parapetados por el esternón, por delante, y las costillas a los lados. En una base se apoya el diafragma, el principal músculo respiratorio. Otros músculos respiratorios son los intercostales externos, a los que se añaden los músculos intercostales internos - auxiliares -, que solo se ponen en funcionamiento cuando se intensifica la respiración.

 

El centro respiratorio esta situado en la médula espinal – médula oblon- ga – y en el bulbo raquídeo, y se encarga de regular los movimientos respirato- rios de forma automática, incluso cuando dormimos o nos encontramos bajo los efectos de la anestesia.

 

EL ACTO RESPIRATORIO SE COMPONE DE DOS TIEMPOS:

 

a)             Inspiración Nasal: Absorbe el aire por la nariz para atravesar las fosas nasales, la faringe nasal, la faringe y penetrar en la laringe, cuya glotis se abrirá y descenderá por la traquea a los bronquios y los pulmones, para llenar los alvéolos pulmonares, cuyas paredes elásticas


se distienden. Hecho esto, el aparato se pone en movimiento y produ- ce el sonido mediante el uso del aire inspirado.

 

b)              Espiración Bucal: Los alvéolos se desinflan y esa cantidad de aire que necesita el tórax para la elevación del diafragma envía aliento sobre las cuerdas vocales para hacerlas vibrar según el sonido a emitir. El fuelle pulmonar tiene la función primordial de dar el sonido, la in- tensidad, la fuerza, potencia, duración, continuidad y regulación y to- do esto dependerá de la cantidad de aire enviada sobre las cuerdas vo- cales.

 

Este proceso es tan importante que los antiguos decían con razón “Quien sabe respirar sabe cantar”. Los que no saben respirar bien, hablan mal o cantan mal. Se sofocan, se fatigan y por supuesto terminan maltratando sus cuerdas vocales.




 

 

Otras prácticas respiratorias de relajación en la vida cotidiana son el sus- piro (el grito libertario de las tensiones reprimidas), bostezar, estornudar, toser,


gemir, reír, cantar, soplar o silbar. Lamentablemente, todos estos impulsos na- turales son considerados poco elegantes y las etiquetas convencionales de la buena educación tienden a reprimirlos. Heraclito definía como acciones sa- gradas la risa, el bostezo y el estornudo. El bostezo equilibra la relación entre el dióxido de carbono y el oxígeno en la sangre y al mismo tiempo elimina ten- siones físicas y psíquicas. En cuanto al suspiro, estimula la respiración e im- pulsa el flujo de sangre al corazón la retener el aliento durante un corto interva- lo. El gemido, por su parte, desbloquea y física como psíquicamente durante la espiración prolongada, con el consiguiente efecto de relajación. Estornudar y toser contribuye a la limpieza de las vías respiratorias, además de que alivia y relaja. Y en cuanto a la risa, además de ser considerado uno de los mejores ejercicios respiratorios, es un gran tonificante que imprime profundidad a la relajación y da elasticidad al diafragma, el principal de los músculos respirato- rios. Además, la risa desbloquea las tensiones que origina estados de animo como la tristeza, depresiones, aburrimiento, resentimientos o rencores.

 

Llorar, cantar, gritar, soplar o silbar son otras formas de entrenamiento respiratorio que producen efectos de relajación y nos ayudan a mantener la elasticidad de la musculatura pulmonar.

 

EL CEREBRO COMANDANTE DEL MECANISMO VOCAL:

 

Para efectuar los movimientos musculares que hacen funcionar las dife- rentes partes del aparato vocal, existe un órgano que gobierna y asegura esa ejecución: el cerebro; así como dirige la vista, la marcha y todos los movimien- tos voluntarios del cuerpo, preside el funcionamiento de los actos musculares, necesarios para la emisión de la voz.


 

Las imágenes del cerebro han mostrado que una región llamada Área de Broca, la cual es importante para la producción del habla, se encuentra activa, no sólo cuando se habla sino también cuando se mueven las manos (Véase el lenguaje del cuerpo, Capítulo VIII).

 

El cerebro envía órdenes al nervio recurrente que manda los músculos que ayudan a la emisión de la voz (Broca), y en especial de las cuerdas voca- les, (Husson). Ese nervio obedece las órdenes del cerebro transmitiendo los ritmos nerviosos del aparato muscular vocal, pero el aire es indispensable. En resumen: es el cerebro el que dirige todas las órdenes musculares necesarias para la palabra o el canto.

 

Un rey mandó a reunir un grupo de sabios para decidir cual era la parte más importante del cuerpo. El endocrinólogo afirmó que eran las glándulas, porque regulaban las funciones del cuerpo; el cardiólogo dijo que era el cora- zón, porque sin él las glándulas no funcionaban. El nutricionista garantizó que era el estómago, porque sin alimentos, el corazón no tiene fuerzas para latir.


El más sabio de todos escuchaba en silencio. Como no llegaban a un acuerdo quisieron saber su opinión.

 

– Todas estas partes son fundamentales para la vida – dijo el más sabio – si falta una de ellas el cuerpo muere. Sin embargo, la parte más importante no existe; es el canal imaginario que une al oído con la lengua. Si este canal tiene problemas, el hombre empieza a decir cosas que no oyó y entonces no sola- mente muere el cuerpo, sino que el alma es condenada para siempre.

 

3.      Técnica de la Voz Hablada. Hable bien cause buena impresión:

 

La palabra es de gran utilidad constante (Véase Capítulo 2) la empleamos en todos los momentos de nuestra existencia, pero jamás nos preocupamos por aprender a hablar correctamente. Si analizamos los programas escolares, nos sorprendemos al comprobar que en los liceos, colegios, instituciones y hasta en las escuelas de Comunicación Social no existe ninguna enseñanza oficial de la voz hablada.

 

La voz es uno de los rasgos más distintivos de nuestra especie; ella está a nuestra disposición como algo automático. Nos comunicamos, conversamos o compartimos acontecimientos y emociones haciendo uso de esa energía natural no contaminante.

 

La voz es uno de los procesos más complejos que disponemos, además de la capacidad para un lenguaje no sólo primario o elemental, sino expresivo, comunicativo y artístico. No existe ningún instrumento capaz de cambiar su morfología o ampliar sus posibilidades tonales más allá de sus límites, tal co- mo puede hacerlo nuestra laringe. Cada persona posee un aparato diferente al


de los demás, en cuanto a constitución, dimensiones, forma, resistencia, una voz especial y un timbre particular. La voz es nuestra cédula de identidad so- nora.

 

Una buena voz, además de proyectar una imagen favorable del emisor, contribuye a que éste pueda presentar sus palabras en forma más interesante y significativa. Pero ¿puede el orador mejorar su voz para que resulte más efi- caz? La respuesta es una rotunda afirmación, porque esto dependerá del cono- cimiento que se tenga de la fisiología de la voz, los mecanismos de la palabra y ajustes que se haga entre este conocimiento y los ejercicios (Capítulo VII) que conducirán a dicho resultado.

 

Monserrat Caballé comentó en cierta ocasión “cada uno puede transfor- marse en el arquitecto de su propia voz”, aunque el marco de esta referencia es a la técnica del canto lírico, consideramos que tiene una aplicación más univer- sal. Efectivamente tenemos en nuestras manos la posibilidad de “construir” la voz mediante una arquitectura sólida, aquella que nos pertenece de verdad.





pero esta pequeña molestia queda compensada con la satisfacción de sa- ber que escuchó bien todo el resto del salón.

 

LA ARTICULACIÓN:

 

Merece una consideración más detenida porque es la clave de la transmi- sión de ideas y sentimientos del emisor hacia su receptor, especialmente si este último es el colectivo; claridad, intensidad, flexibilidad y énfasis, cualidades resaltantes en todo buen orador. Las cuales observaremos en detalles en el próximo capítulo (Perfil del Buen Orador,).

 

LECTURA EN VOZ ALTA:

 

Una manera excelente para progresar en el arte de la voz hablada consiste en ejercitarse con la lectura en voz alta. Esta debe ser enseñada a los niños en las escuelas y colegios. Sería altamente útil que el alumno leyera y recitara en presencia de sus compañeros de clase.

 

La lectura en voz alta es un arte que exige la posesión de todas las reglas del mecanismo vocal. Para leer bien en público hay que poseer las técnicas de la respiración y de la Fonación.

 

La pronunciación, la dicción y la articulación deben ser perfectas. Es ne- cesario que la voz sea bien colocada, tenga un buen alcance y timbre conve- niente. Se recomienda practicar ejercicios repetidos de lectura en voz alta.

 

Igualmente es necesario no dejar caer los finales al término de las frases y sobre todo de los versos. Es una falta muy común. El profesor de dicción o


declamación exigirá que el alumno levante el tono en los finales. En el lengua- je de técnica vocal, esto se llama “levantar, acentuar los finales”.

 

LA FATIGA VOCAL:

 

Es el resultado del maltrato vocal, abuso de la voz, exceso de trabajo o una afección que repercute en el órgano vocal.

 

Los profesionales de la voz, maestros de escuela, profesores, abogados, vendedores, predicadores, actores cómicos, trágicos o cantantes, estropean su aparato vocal si lo usan mal o abusan de él.

 

El sujeto que haga mal uso o abuso de su órgano vocal está obligado a realizar un esfuerzo muscular, una contracción forzada para obtener los soni- dos con intensidad y amplificación exagerada. En semejantes condiciones las cuerdas vocales ya no efectúan la acomodación y la laringe da señales de debi- lidad, ese malestar es conocido como Fatiga Vocal.

 

LA FATIGA VOCAL. CAUSAS:

 

    Alteraciones Vocales de origen Respiratorio: Es necesario recordar la necesidad de que las vías aéreas superiores se encuentran libres y permeables. Toda insuficiencia respiratoria motivada por una obstruc- ción nasal es susceptible de disminuir el rendimiento vocal, por lo que cobra importancia primordial la técnica respiratoria correcta.


    Perturbaciones vocales por lesiones de los resonadores: Las vege- taciones adenoideas, obstrucciones nasales, amígdalas palatinas hiper- tróficas o infectadas, el aumento del volumen de la amígdala lingual, y la sinusitis polipoidea obstaculizan la emisión vocal y alteran el timbre de voz.

 

    Perturbación vocal de origen laríngeo: La pureza de la voz hablada y cantada, sobre todo la exactitud y la altura del sonido (hablar y cantar lo justo) exige integridad de la laringe. La causa más frecuente de la fa- tiga vocal es la mala emisión y por lo tanto las malas técnicas; apoyo exagerado, amplificación de los sonidos, la voz gutural, voz cerrada, cantar sobre el aliento, cantar sobre el timbre, producir volumen, traba- jo exagerado, acrobacias vocales, excesos vocales, cantar o hablar cuando se está resfriado, etc. El cantante que no actúa en su tesitura, el orador que no habla con su voz natural, descompone su aparato vocal y lo fatiga.

 

VOCES FATIGADAS. COMO VENCERLAS:

 

 

Ejercicios:

 

Las más comunes son las guturales, nasales, infantiles, roncas y temblo- rosas; tales fatigas pueden corregirse siguiendo los consejos de la gimnasia respiratoria.


        VOZ GUTURAL:

 

Este mal uso de la voz es causado por la contracción de los músculos de la garganta, impidiendo la amplitud, riqueza y expresión del timbre vocal. Póngase de pie y con los brazos totalmente relajados hacia abajo inspire pro- fundamente y al hacer la espiración bucal pronuncie la vocal “A”, aumentando progresivamente la intensidad de la emisión y luego disminuya de igual forma.

 

Otro ejercicio es tratar de suspirar y al hacer la espiración, pronuncie to- das las vocales, con un suspiro de cansancio.

 

Estos ejercicios deben hacerse a diario como lo indica el Manual. Ud. ve- rá los resultados si al hablar aprieta la nariz con los dedos de su mano y si co- mienza a sentir vibraciones, su voz ha comenzado a subir a la posición normal.

 

        VOZ NASAL:

 

Cuando se contrae involuntariamente el velo del paladar que obtura el pa- so de la columna de aire vibratorio, evita que la voz resuene en las fosas nasa- les. La voz es nasal, precisamente porque no resuena en la nariz; lo contrario a la creencia común.

 

Compruébelo imitando el balido de un chivo. Observe que al contraer el velo del paladar se obstruye el paso de la columna de aire hacia la región nasal y naturalmente no existe resonancia en las fosas nasales.


Ejercicios:

 

a)   Practique la gimnasia respiratoria (inspiración nasal espiración bucal) lenta y continua.

 

b)  Repita sílabas formadas por la consonante “R”: gra, cra, ja.

 

 

c)   Repita la imitación de una carcajada en tono grave; ja, ja, ja, ja ...

 

Resultados:

 

 

Al hacer todos estos ejercicios ponga la mano en el pecho y sienta la vi- bración. Suele decirse que la voz nasal se corrige obligándola a bajar al tórax.

 

        VOZ INFANTIL:

 

Es la voz demasiado chillona. Se le puede corregir presionando ligera- mente la nuez con la cabeza inclinada hacia abajo y en esta posición repita una frase cualquiera, ejerciendo presión ligera hasta encontrar la voz que se produ- ce correctamente en la laringe. Son válidos también los ejercicios aplicados a la voz nasal.

 

        VOZ RONCA:

 

Si esta fatiga es producto de un defecto en la emisión, se recomienda los ejercicios aplicados a la voz gutural. Pero si la ronquera se refiere a un resfria-


do común, se recomienda reposo absoluto de la voz. Si persiste la fatiga debe visitar al foníatra.

 

        VOZ TEMBLOROSA:

 

Se refiere a la falta de rapidez y vigor en las vibraciones, haciéndolo des- agradable al oído. Es la típica voz senil. Cuando este problema no sea producto de una edad avanzada, entonces pronuncie exageradamente las vocales, espe- cialmente la “E”, manteniendo el mismo tono e intensidad en la emisión hasta donde alcance la columna de aire respirado. Para todos los casos debe insistirse en la gimnasia respiratoria.


     Oratoria: Elocuencia Tribunalicia Política Forense Sagrada – Académica y Militar.

 

ORADOR: Predicador/ Conferencista/ Cicerón/ Publicista/ Declamador/ Panegirista/ Locutor/ Charlista. Antónimos: Torpe, Demagogo.

 

PERFIL DEL BUEN ORADOR

 

 

LA VOZ

       Intensidad: El contraste entre una u otra frase.

 

 

Velocidad

Pausa - Psicológicas Lógicas

       Flexibilidad                       Silenciosas - Afectivas Ritmo – Variación.

Tono Intensidad y Volumen

       Énfasis: Resaltar y descartar ideas de acuerdo a su importancia.

 

EL ESTILO

 

       Claridad

       Precisión.

       Concisión.

                                    Coherencia.

                                    Sencillez.

                                    Naturalidad


Intensidad Flexibilidad Énfasis

 

     Intensidad: Quien quiera tener la enorme satisfacción de hablar bien en público, debe saber que si la voz no es articulada en forma conve- niente y no está bien situada; no tendrá el alcance suficiente. Los oyen- tes se verán obligados a realizar esfuerzos adicionales para comprender lo que dice el orador. Una voz llega más lejos cuanto más intensa o aguda sea. Si el orador aspira dar la impresión de energía, aumentará la fuerza de su voz. En ocasiones es necesario bajar mucho el volumen de la voz o aumentarlo con tal de provocar una reacción del auditorio. Es un recurso muy eficaz cuando el interés del público esté languidecien- do. Pero este efecto no se produce por el aumento sonoro en sí mismo, sino por lo que supone el contraste de una u otra frase.

 

     Flexibilidad: Cuando la voz carece de flexibilidad necesaria para ex- presar los finos matices significativos y emocionales, producto de una buena pronunciación (exacta y agradable), deja en el receptor una gran frustración al no saber a ciencia cierta lo que el orador pretendía trans- mitir. Para poder entender esta cualidad básica en el buen orador hay que estudiar por separado la velocidad, las pausas, el ritmo y el tono; tan importantes para dar claridad y vivacidad a la expresión oral.

 

a)     Velocidad: Quienes hablan con excesiva velocidad fatigan a quienes quieran escucharle, otros hablan con desesperante lentitud. En líneas generales se puede decir que se habla con menor velocidad cuando los oyentes están poco familiarizados con el asunto que se trata, o cuando el nivel intelectual es muy diverso. Pero si se trata de un tema superfi-


cial que puede seguirlo fácilmente el auditorio, se hablará con mayor velocidad que si se tratara de una cuestión más seria. El buen hábito de vocalizar y silabear permitirá que no se pierda ni una sola palabra; entonces la velocidad ha de adecuarse al tema, auditorio y al valor de las ideas que usted quiera destacar.

 

b)     Pausas: Las pausas pueden ser:

 

     Psicológicas: Cuando el ánimo del orador quiere permitir al audito- rio un momento de reflexión.

 

     Lógicas: Se usan cuando lo exige el contexto de la frase y general- mente son breves, al término de una frase importante, o de mayor duración; cuando se va a abordar un nuevo planteamiento.

 

     Afectivas: Cuando se desea suscitar la emoción del oyente. Y respi- ratorias, cuando se agota la espiración, hay que forzar la inspiración. Una modalidad en la pausa es el silencio provocado por el que habla. Durante ese silencio un buen orador sabe con gestos y expresiones. Por eso se habla de la “elocuencia del silencio”.

 

c)      Ritmo: El ritmo esta íntimamente relacionado con la velocidad en el habla y los contrastes; estos tienen gran importancia para dar expresi- vidad y sentido a la palabra. El orador entusiasta procurará evitar a ritmo apresurado o lento; hablará de acuerdo a la variación para de- mostrar la intensidad de sus convicciones o la profundidad de sus sen- timientos.


d)     Tono: El buen orador se comunica con sus oyentes, no sólo por medio de las palabras, también por medio de un elemento sonoro no verbal: La entonación juega un buen rol en la oratoria.

 

Para dar más sentido y mayor expresividad a la palabra, debe graduarse la intensidad y el volumen de la voz (pequeños y diferentes matices).

 

Puede ser ascendente y descendente o mixta. La ascendente sugiere inter- rogación, indecisión, incertidumbre, duda o suspenso y la descendente sugiere firmeza, determinación, certeza, decisión o confianza.

 

     Énfasis: El no valorar antes lo que ha de ser el nervio del discurso; donde debe ponerse énfasis para que sobresalga la idea principal, hace difícil que entre con claridad en la mente de los que escuchan las ideas básicas del mensaje transmitido. La mejor práctica consiste en selec- cionar las ideas resaltantes importantes y apoyarse, únicamente en ellas, con el énfasis que merece.

 

Otras cualidades que afinan el estilo del buen orador – válidas también para la expresión escrita – son la claridad, precisión, concisión (enemiga de la verborrea, redundancia, titubeo), coherencia, sencillez y naturalidad.

 

TIPOS DE ORADORES

 

La gente siempre buscará a un orador enérgico. La energía es magnética; la vitalidad, la vivacidad, el entusiasmo; este tipo de orador está más interesado y por lo tanto su exposición será más interesante.


El buen orador debe convencer a un auditorio que no retendrá lo que él no haya comprendido en el momento mismo que el discurso ha sido pronun- ciado. El buen orador debe ser:

 

        Integro: Una comunicación resultará fallida cuando las intenciones del emisor son oscuras y los receptores intuyen que hay en el mensaje propósitos ocultos.

 

        Culto: La cultura general dará al orador un vocabulario variado y le asegurará doble beneficio: mayor congruencia y capacidad de con- vencimiento.

 

        Digno de Confianza: El orador que tiene plena confianza en sí mis- mo se mantiene erguido, con gestos despejados y naturales, conserva siempre el contacto visual directo y habla con voz enérgica y clara.

 

        Facilidad de Palabra: Control de la voz y coordinación de los mo- vimientos corporales.

 

Una de las razones que hace que la gente se extienda mucho hablando es porque no tienen suficientemente claro lo que quieren decir:

Existen oradores:

         Que hablan porque tienen que decir algo y no porque tienen algo que decir.

                Que hablan para no pasar inadvertidos.

                Que hablan por hablar.

                Narcisistas: Hablan para oírse así mismos.


Resultados:

 

     Califican al oyente como bruto, “como tú entiendes poco yo te explico mucho”.

     Atropellan al oyente, “me quiere imponer su punto de vista a como dé lugar”.

     Tedio y rechazo.

     Confundir en lugar de aclarar.

     Genera desconfianza, “será que intenta ocultarme algo”.

 

 

GRANDES ORADORES

 

Wiliam Briceño en su libro “Gaitán después de medio siglo” refiere a Gaitán como el gran orador latinoamericano y apunta:

 

“El buen orador goza de gran prestigio y característico estilo. Su voz pre- parada para la oratoria, utilización de un lenguaje emotivo, gesticulación, ca- pacidad teatral; las palabras con las cuales se construyen frases como dardos lanzados a la fibra emocional, deben seducir a cualquier oyente”.

 

Su pronunciación era perfecta, su dicción irreprochable y su elocuencia surgía de lo hondo de su naturaleza y de la verdad.

 

La Duparc era una gran actriz francesa de la compañía de Moliere, era una mujer muy hermosa, cuyo encanto era irresistible y llegaba al embrujo. Su voz tenía inflexiones y matices que hacían vibrar al auditorio. El timbre, sobre todo, era particularmente subyugante.


Adrienne Lecouvreur tenía una gran cualidad; era muy natural. Su voz era clara, límpida, como el agua de una fuente. Cuando recitaba los versos su timbre era tan maravilloso que el auditorio caía bajo su encanto. Poseía el arte de los cambios de tono y de los matices. Sabía dar a su voz los acentos más conmovedores, a la vez que unía la expresión más patética.

 

Talma fue el primero en reformar la declamación y preconizar la dicción francesa pura. No más gritos, aullidos, vociferaciones, ampulosidad y engro- samiento desmesurado de la voz. Talma se aplicó en recitar y hablar en forma verdadera; a cada palabra su valor; a cada frase su sentido y a cada verso, su acento musical justo.

 

Para obtener ese resultado Talma trabajó durante años con ahínco porfia- do, que él mismo nos describe: “Lo que llaman mi talento no es quizá sino una extrema facilidad de exaltarme con sentimientos que no son los míos, pero que me apropio con la imaginación. Los cambios de tono de mi voz, la presión de mis rasgos, el lenguaje del gesto, lo recojo de todo y me doy cuenta de mi jue- go representado. Si lo he realizado bien, lo grabo en mi memoria para poder repetirlo siempre, consulto a menudo a los hombres instruidos y célebres. Pido el recuerdo de mis camaradas que han visto las glorias del antiguo teatro fran- cés”.

 

Talma dedicó toda su vida a educar la respiración y cuando hubo adquiri- do una técnica respiratoria perfecta, repetía el axioma: “El que se fatiga es un orador mediocre”.

 

Henry Robert el gran maestro de la palabra cuenta: “En el colegio siem- pre gané el premio de recitación. Hasta tuve la doble ventaja de enseñarme a


articular mientras hablo y a ejercitar mi memoria. No me avergüenzo al reco- nocer que he recitado muchos versos”.

 

Demóstenes hablaba mal al comienzo de su carrera, y eran tales las difi- cultades para la elocución, que se hizo sisear y expulsar. Entonces como lo sabe todo el mundo, comenzó con tenacidad indómita a entrenarse a orillas del mar, para corregir sus defectos y adquirir los dotes del orador. Ustedes cono- cen el resto de la historia; fue un orador notable y modelo de elocuencia.

 

Cicerón trabajó durante toda su vida estudiando y perfeccionando sus discursos ante los retóricos. Diariamente y con absoluto método se entrenaba hablando y recitando en voz alta hasta llegar a ser dueño de su instrumento; Lamartine, Mirabean, Thiers, Gambetta, todos los grandes oradores estudiaron el arte de hablar bien en público y para ellos el mecanismo vocal ya no tenía secretos.

 

Más próximos a nuestros días, Briand debió su bien éxito a la manera en que sabía servirse de su voz. Había tomado lecciones de dicción con Antoine; por eso manejaba el instrumento vocal con el virtuosismo con que un gran ar- tista maneja el violoncelo. Bajo el encanto de su voz, el auditorio quedaba conquistado por la música de las palabras y de las frases.

 

Poincaré tenía voz aguda y penetrante que obligaba a escucharlo. Era ex- traordinario como sabía hacerse escuchar. Su voz forzaba la atención; nadie perdía una sola palabra y todos quedaban cautivados.

 

Bill Bright, autor del libro “La Revolución Hoy”, describe a Jesús de Na- zareth como el más grande orador de todos los tiempos.


“Veinte siglos han quedado atrás y todavía hoy Jesús es el eje central de la raza humana, el dirigente de la columna del progreso. Me quedo aun corto al decir que todos los ejércitos que han existido y todas las fuerzas navales cons- truidas, todos los gobiernos que existieron y todos los reyes que reinaron, po- niendo los puntos no han afectado la vida del hombre del hombre sobre la tie- rra de un modo tan profundo como lo hizo aquella vida solitaria”.

 

Como gran líder a Jesús se le reconoce sus dotes de orador excepcional; tenía conocimientos y sabiduría, busco siempre al necesidad de que se operara un cambio. Amó por sobre todas las cosas, con toda su alma y toda su mente.

 

Jesús sabía que mediante el uso de la palabra, tendría el privilegio de cambiar al mundo y lo logró. Realmente tuvo todo en él fue revolucionario; su nacimiento, sus enseñanzas, su mensaje y su resurrección.

 

La gente calla para poder escuchar a los grandes oradores, y el resultado es que todos le prestan atención. No hay que hablar demasiado fuerte. No debe emplearse una voz demasiado alta ni demasiado baja. Y guardarse de hablar demasiado ligero; eso de hablar bien en público. ¡Es todo un arte!.

 

POR QUÉ FRACASAN EN EL INTENTO ALGUNOS ORADORES

 

        Por la falta de motivación e interés en el arte de hablar bien en públi- co.

 

        Por el desconocimiento de las técnicas aplicadas a la oratoria.


        No tener hábitos de lectura.

        Escasez de un buen vocabulario.

        Indisciplina mental que trae como consecuencia la incoherencia de pensamiento y debilidad en la expresión oral.

        Falta de criterios propios. Todo se lo dejan a los medios de difusión masiva donde la información en ocasiones llega censurada.

        Desconocimiento total del tema a desarrollar.

        Poco interés y desconocimiento de su público meta.

        Barreras en la imaginación y el pensamiento creativo.

        Baja autoestima.

        Falta de práctica continua en los ejercicios de respiración, vocaliza- ción y articulación.

        Manejo de la información inadecuada.

 

 

COMO PONER EN CONTRA SUYA EL AUDITORIO:

 

        Hable más de lo que suponía.

        No levante nunca la vista del texto que se lee.

        Ríase histéricamente de sus propios chistes.

        Haga alarde de un supervocabulario.

       No respire y cuado lo haga, que todo el auditorio se entere de su mala técnica vocal.


LOS CINCO DERECHOS DEL BUEN ORADOR

 

    El derecho de ver y escuchar lo que existe en el momento, en lugar de lo que debería haber, hubo o habrá.

 

    El derecho de decir lo que se siente y piensa, en lugar de lo que uno debería decir.

 

    El derecho de sentir lo que uno siente, en lugar de lo que debería sen- tir.

 

    El derecho de pedir lo que se desea, en lugar de aguardar a que te den permiso.

 

    El derecho de correr riesgos por cuenta propia, en lugar de querer sólo lo seguro.

 

 

 

ASUMA SU RESPONSABILIDAD


REGLAS DE ORO DEL BUEN ORADOR

Del buen uso que Ud. haga de las recomendaciones anteriores de- pende el éxito. Sin embargo debemos recordar y repasar lo siguiente:

 

      Antes de hablar esté seguro de tener relajado los labios, la man- díbula, la lengua, etc.

 

      Hable con el tono de voz adecuado y podrá ser escuchado por to- dos ¡abra la boca!.

 

      Convénzase usted mismo, antes de querer convencer a otros “Demuestre que Ud. se identifica con algo en que ya cree”.

      Nunca lea un texto al mismo tiempo que habla “los labios pro- yectan las palabras hacia el piso en vez de hacerlo hacia el audito- rio”.

 

      Levante la mirada hacia su auditorio, con preferencia a los que están ubicados en las últimas filas.

 

        No mire el piso Eso es de principiantes

 

        Evite palabras técnicas cuando hable ante un auditorio profano.

 

        Hable con energía y un entusiasmo contagioso.

        Cite ejemplos generales para ilustrar mejor su discurso.

 

        Todo buen discurso tiene un buen principio y mejor final.

      Asegúrese de que el micrófono esté encendido, no haga pruebas de locución; entre con vigor y energía hacia el auditorio.

 

        Cause buena impresión; incite a la acción.

PRACTIQUE PRACTIQUE PRACTIQUE


Capítulo V                                                   EL ARTE DE LA CONFERENCIA




 

E

 
l arte de la conferencia es un arte muy particular. Cada día que pa- sa son más numerosos los conferencistas y cada quien cree tener

las ideas tan interesantes que les parece imprescindibles reunir a sus seguidores para hacerles conocer sus pensamientos.

 

Pero, cuántos conferencistas antes de tener la osadía de pararse a hablar frente a un público se han tomado la molestia de aprender a hablar y estudiar el arte de la conferencia. Pocos, muy pocos. Resultados; la voz mal colocada, el individuo se traga las vocales y en semejantes condiciones, por supuesto, las palabras se oyen mal y el auditorio se desconecta.

 

En la actualidad existe un gran número de conferencistas que se lanzan a hablar en público sin estudios y sin preparación. En tales circunstancias se ex- presan mal, obligan a los oyentes a esforzar el oído y resultan aburridos. Hay otros de voz gruesa, que parece voluminosa, pero se hacen oír mal en una sala y en particular por quienes están en las últimas filas. ¿A qué se debe esto?. A que pese a todo el estruendo de su voz, no articulan y tienen dicción defectuo- sa; es preciso introducir las palabras en los oídos, los ojos y en las mentes de quienes escuchan.


La conferencia exige no sólo una preparación minuciosa, sino también ensayos. Quien desee estar tranquilo, tener la sensación de seguridad y dar al auditorio la impresión de que domina el tema, debe preparar su conferencia durante mucho tiempo antes. No es recomendable aprendérsela de memoria, resulta agotador y quita la naturalidad al conferencista. En síntesis, hay que preparar completamente el fondo para tener la precisión del pensamiento.

 

Para poder obtener el mayor provecho en su adiestramiento, es necesario que tome en cuenta con seguridad y prontitud los siguientes pasos:

 

        Comience con pasión y deseo.

        Tenga conocimiento de causa.

        Avance como un general en guerra.

 

 

LA CONFERENCIA

 

 

Conceptos y Objetivos:

 

Es el medio de expresión oral por excelencia y se caracteriza por la unila- teralidad de la comunicación; de una parte hay un sujeto que habla (orador) y de aquí para allá varios sujetos que escuchan (el auditorio). El propósito que se persigue es aumentar los conocimientos a la comprensión del auditorio hacia un área determinada del saber.

 

La conferencia es un género literario que proporciona al orador la ocasión de ser brillante, seducir, cautivar al auditorio. El buen orador debe improvisar


unas cuantas palabras al agradecer la presentación, saludar al auditorio y anti- cipar el tema de la conferencia.

 

Si va a leer la conferencia debe responsabilizarse con todo lo que dice y debe hacerlo de tal modo que con una buena articulación y dicción de las pala- bras y en las frases hará parecer que está improvisando.

 

Duración:

 

Una buena conferencia no debe exceder de una hora de duración, a menos que el orador posea un talento excepcional y el tema tratado tenga la relevancia del momento.

 

Recomendaciones:

 

     Colocar sobre la mesa su reloj para controlar la duración de la confe- rencia.

 

     Consultar el tiempo o al monitor de la conferencia con mucha discre- ción.

 

     No prolongue el tiempo, reteniendo al público más allá de la hora prefi- jada.

 

     Si prometió hablar durante 30 minutos, el público también calcula que su atención no pasará de 30 minutos.


Control Previo:

 

El buen orador controlará los puntos de gran importancia, antes de iniciar la conferencia. Asegure su éxito:

 

     Observe previamente las condiciones físicas del local.

     La disposición del auditorio.

     Use un atuendo adecuado.

 

El responsable de organizar la conferencia y el orador deben cerciorarse

de:

 

     La sala, que sea amplia y capaz de contener más personas que el núme- ro previsto de oyentes.

 

     Los invitados, si asisten periodistas y personalidades, se debe preparar asientos correspondientes a “prensa” y “reservado”.

 

     El ambiente, luz y aireación suficientes.

 

 

     Sillas suficientes.

 

 

     Sonido, si la condición acústica del local lo requiere, además de un técnico durante el tiempo que transcurra la conferencia.

 

     Teléfonos celulares, apagados y aislar los ruidos externos.

     Logística, agua y vasos a disposición del orador y miembros del presi- dium.


FASES DE LA CONFERENCIA

 

Primero: Comenzar con pasión y deseo.

 

Esto es mucho más importante de lo que creemos. Si nuestro instructor pudiera sondear nuestro espíritu y corazón y calcular el vigor de nuestros de- seos, podría predecir, casi con exactitud, la celeridad con que adelantaremos; si nuestros deseos son pálidos y fofos, nuestro progreso corresponderá a ese tinte y a esa consistencia. Pero si ponemos empeño persistente en lograr nuestro fin, y lo hacemos con la misma energía que el perro de presa se lanza en persecu- ción del gato, entonces nada en el mundo podrá derrotarnos.

 

Alimentemos entonces nuestro entusiasmo para este estudio. Enumere- mos sus beneficios. Pensemos cuanto significará la confianza en nosotros mismos y la capacidad de hablar y convencer. Pensemos en lo que puede signi- ficar, y lo que significara; en bolívares y céntimos. Pensemos en lo que signifi- cará socialmente; los amigos que nos brindará; el acrecentamiento de nuestra influencia personal; la mayor capacidad de mando.

 

Ninguna otra ocupación desarrollará en nosotros mayor capacidad de mando ni con mayor rapidez que esta de la oratoria. Hagamos lo más difícil posible el retroceso.

 

Cuando Julio César cruzó el canal de la Mancha y desembarcó con sus legiones en lo que hoy es Inglaterra, ¿qué hizo para asegurar el éxito de las armas? Una cosa muy inteligente: hizo detener a sus soldados sobre los peñas- cos yesosos de Dóver y les ordenó mirar hacía abajo: sobre las olas, a setenta metros de profundidad, rojas lenguas de fuego consumían los barcos en que


habían venido. En territorio enemigo, roto el único vínculo con el continente, quemado el único medio de retroceder, sólo podían hacer una cosa: avanzar, conquistar. Eso, precisamente fue lo que hicieron.

 

Así era el espíritu del inmortal Julio Cesar. ¿Por qué no nos apropiamos de este espíritu, en nuestra guerra para exterminar el ridículo temor de los audi- torios?

 

Segundo: Con conocimiento de causa.

 

A no ser que se haya meditado sobre el discurso, que se haya planeado, y que se sepa que se va a decir, no puede el orador sentirse muy tranquilo cuando afronta su auditorio. Es como el ciego que quería guiar a otro ciego. En tales circunstancias, el orador se sentirá cohibido, arrepentido, avergonzado de su negligencia.

 

“Salí electo legislador durante el otoño de 1881 - escribía Theodore Roo- sevelt en su autobiografía, y comprobé que era el hombre más joven de la cá- mara. Como a todos los miembros jóvenes e inexpertos, me resultó sumamente difícil aprender a hablar. Aprendí mucho con el consejo de un viejo y perspicaz hablador (qué sin saberlo estaba citando al duque de Wellington, quien a su vez estaba, sin duda, citando a algún otro). El consejo era el siguiente: “No hables hasta que estés seguro de que tienes algo que decir, y que sepas que es; entonces dílo y luego siéntate.”

 

Este “viejo y perspicaz labrador” debió haber hablado a Rooselvet de otro recurso para sobreponerse a la nerviosidad.


Debió haber agregado: “Te será provechoso para librarte de tu turbación, que encuentres algo que hacer delante del auditorio; si puedes mostrar algo, escribir una palabra en el pizarrón, o señalar un punto sobre el mapa, o mover una mesa, o abrir una ventana, o correr algunos libros o papeles, cualquier mo- vimiento físico, en fin, con intención velada, puede contribuir a que te sientas cómodo.”

 

Ciertamente, no siempre, es fácil hallar excusa para hacer estos movi- mientos, pero la sugerencia ahí queda. Usémosla si podemos; pero usémosla las primeras veces solamente. Los niños no se agarran de las sillas después de aprender a caminar.

 

Tercero: Avance como un general en guerra.

 

El más famoso psicólogo que haya producido América, William James, ha escrito lo siguiente:

 

“La acción parece venir después del sentimiento, pero en realidad ambos están estrechamente ligados y regulando la acción, que está bajo el dominio directo de la voluntad, podemos indirectamente regular el sentimiento, que no lo está. Así, el camino más eficaz de la voluntad para llegar a la alegría – cuando nuestra alegría espontánea esté perdida – debemos de estar alegres y hablar y proceder como si dicho sentimiento se hubiese apoderado ya de noso- tros. Si con esto no recobramos la alegría, entonces, por el momento, no habrá ya nada que nos la haga recobrar”.


“Por tanto, para sentir valor, procedamos como sí fuéramos valientes, empeñemos toda nuestra voluntad para este fin, y lo más probable será que un rebato de entusiasmo reemplace el estado de temor”.

 

Apliquemos el consejo del Doctor James. Para desarrollar el valor cuando estemos frente a un auditorio, procedamos como si lo tuviéramos. Desde luego, si no estamos preparados, por mucho valor que despleguemos no conseguire- mos grandes efectos. Pero cuando sabemos de qué vamos a hablar, adelanté- monos a la tribuna con energía y respiremos profundamente.

 

Respiremos profundamente durante treinta segundos antes de afrontar un auditorio.

 

Esta provisión aumentada de oxígeno nos sostendrá y nos dará valor. El famoso tenor de Jean Reszke solía decir que, cuando se retiene el aliento de suerte que podamos “sentarnos en él”, la nerviosidad desaparece.

 

Cuando un joven de la tribu de Peuls, en África Central, llega a la virili- dad y quiere casarse, se le obliga a arrostrar la ceremonia de la flagelación. Las mujeres de la tribu se reúnen allí, cantando y palmoteando al ritmo de los tam- bores. El candidato se adelanta, desnudo de medio cuerpo para arriba. De pron- to, un hombre que empuña un látigo enorme comienza a castigar al muchacho, golpea su piel desnuda, le tunde, le vapulea como un demonio. La espalda se va llenando de cardenales; la sangre comienza a fluir; aparecen cicatrices que duraran toda la vida.

 

Durante esta azotaina, un juez venerable de la tribu se arrastra a los pies de la víctima para ver sí se mueve o si da la menor muestra de dolor. Para pa-


sar la prueba con éxito, el torturado joven no solo debe aguantar todo esto, sino que, mientras se le azota, debe cantar un himno de alabanza.

 

En todos los tiempos, en todos los climas, los hombres han admirado el valor; de modo que, por mucho que el corazón golpee nuestro pecho, debemos avanzar con paso firme, detenernos, comportarnos como el joven de África Central y, como él, proceder como si estuviésemos contentísimos.

 

Irgámonos plenamente, miremos el auditorio con firmeza, y comencemos a hablar con tanta confianza como si todos ellos fueran deudores nuestros.

 

Imaginémonos que lo son, realmente. Imaginémonos que se han reunido allí para pedirnos una prórroga. El efecto psicológico será beneficioso.

 

No nos abrochemos y desabrochemos nerviosos la chaqueta, ni movamos torpemente las manos. Si no podemos evitar movimientos nerviosos, ponga- mos las manos detrás de la espalda y entrelacemos los dedos allí donde nadie puede vernos. O movamos los dedos gordos del píe. Como regla general, no es prudente que el orador se oculte detrás de un mueble; sin embargo, las prime- ras veces, alienta un poco el estar detrás de una mesa o de una silla y aferrarse a ella.

 

También es bueno apretar una moneda en la palma de la mano. Cánovas del Castillo, en los momentos más supremos de sus discursos, tenía por cos- tumbre meter una mano en el bolsillo del chaleco, al mismo tiempo que con la otra se afianzaba en los quevedos.


Y ¿cómo desarrolló Roosevelt su característico valor y confianza en sí mismo? ¿Le había dotado la naturaleza de espíritu atrevido y emprendedor? De ningún modo. “Habiendo sido un muchacho más bien enfermizo y torpe - con- fiesa en su autobiografía -, me sentí, cuando llegué a la juventud, inquieto y desconfiado de mi propio valor. Tuve que ejercitarme severamente y con tesón, no sólo en lo que respectaba a mi cuerpo, sino también en lo que respectaba a mí espíritu y a mi alma.”

 

Afortunadamente, nos ha narrado como logro la transformación: “Cuando era muchacho - añade -, leí un pasaje en un libro de Marryat, que luego ha in- fluido siempre sobre mí. En este pasaje, el capitán de un buque de guerra ex- plica al protagonista cómo adquirir intrepidez. Y le dice que al principio casi todos los hombres se asustan cuando entran en acción, pero lo que debe hacer- se entonces es dominarse de tal modo que se pueda proceder como si no estu- viese asustado. Cuando esto sea continuo por cierto tiempo, el fingimiento se vuelve realidad, y el individuo se transforma realmente intrépido a fuerza, úni- camente, de practicar la intrepidez cuando no lo siente. (Estoy asustado de mis propias palabras.)

 

“Esta fue la teoría que llevé a la práctica. Había muchas clases de cosas que me causaban pavor de principios de los osos grises hasta los caballos aris- cos y los bandoleros; pero comportándome como si no tuviese miedo, llegue gradualmente a perderlo. A casi todas las personas se le ocurrirá lo mismo, sí así se lo proponen.”

 

A todos no puede ocurrir lo mismo en el transcurso de la lectura de este manual, así lo deseamos. “En la guerra - decía el mariscal Foch -, la mejor


defensa es el mejor ataque.” Lancémonos, pues, al ataque de nuestra pusilani- midad.

 

Salgamos a su encuentro, batallemos contra ella, conquistémosla a fuerza de denuedo, en cada oportunidad que nos salga al paso.

 

Pensemos un título largo de primer plano, y luego figurémonos que so- mos vendedores de diarios. Nadie repara en el vendedor. Es la noticia lo que queremos.

 

El mensaje, ahí esta el quid. Recordémoslo siempre. Interesémonos; aprendámoslo hasta conocerlos como a la palma de la mano. Creamos en él de todo corazón. Entonces, hablemos como si estuviésemos decididos a decir el mensaje. Hagámoslo así y tendremos diez probabilidades contra una de que seremos dueños de las circunstancias y señores de nosotros mismos.


Capítulo VI                      ANTES DE IMPROVISAR SE DEBE ENSAYAR




 

L

 
amentablemente existe aun muchos conferencistas que leen sus conferencias. Mal hábito. Dando el aspecto, por supuesto, de quien

la dicta no conoce y además una señal irrefutable de preparación insuficiente. En semejantes condiciones Ud. lo que está haciendo sencillamente es una lec- tura en voz alta.

 

Consecuencias:

 

        Hablan leyendo.

    Las palabras que pronuncia en voz alta van en dirección del piso o de la mesa.

    No domina el auditorio y para adueñarse de él hay que mirarlo y hablarle.

 

En la improvisión es recomendable:

 

        Elevar el tono de voz y buscar el más agradable.

        Ser el dueño absoluto de su voz.

        Si articula bien, el auditorio será capaz hasta de leerle los labios.

        Dicción precisa.

    Reúna pensamientos propios, ideas propias, convicciones propias y necesidades propias.


        Buena memoria.

        Conocer la acústica de la sala.

 

Al respecto Henry Robert sentencia categóricamente: “Ustedes pueden expresar cosas admirables, pensamientos magníficos con mala voz y produci- rán poco efecto. Digan, por el contrario, cosas relativamente mediocres con voz matizada, ejercitada, musical y el auditorio se dejará conquistar, por que los oyentes no reciben sino la música y no retienen casi nada las palabras: No sólo hay que ejercitar la voz; también hay que trabajar la dicción y aprender a situar la voz. Si la pronunciación es defectuosa, tanto como si la voz es des- agradable y mal situada, el orador podrá decir cosas bellísimas, pero sólo al- canzará a producir un efecto mediocre. En cambio si sabe manejar su voz co- mo orador consumado, las frases más triviales se volverán atractivas y adquiri- rán colorido y vida”.

 

FINALIDADES DEL DISCURSO:

 

El discurso, la disertación, la conferencia, la improvisación o cualquier otro género de expresión oral, debe tener como propósito final conseguir una respuesta y por supuesto esta debe estar íntimamente relacionada con los inter- eses, aptitudes y actitudes del oyente.

 

De acuerdo a este principio los propósitos generales de una conferencia, discurso o disertación deben ser:

 

A)   Entretener: Si se pretende llevar una intervención agradable a los re- ceptores y hacerles olvidar por un momento la vida cotidiana y sus


avatares, el mejor medio es el humor; así como las noticias, comenta- rios y reportajes curiosos o insólitos pueden servir para lograr el mis- mo objetivo. En todo caso tendrá siempre gran importancia la viveza del lenguaje y la originalidad que use el orador en la expresión de sus ideas y argumentos.

 

B)    Informar: Para transmitir con éxito un mensaje informativo, el emi- sor debe relacionar sus ideas con el conocimiento previo que tiene el público, debe encadenarlas para que resulten fáciles de seguir y recor- dar y debe presentar ejemplos lo bastante concretos. Un informe llena su propósito cuando es claro y conciso y cuando dice todo lo que hay que decir con el número necesario de palabras y no más, y cuando gracias a él sus destinatarios se ven enriquecidos con una noticia o una verdad que antes no conocían.

 

C)   Convencer: Para lograr este propósito se debe arrancar con una reali- dad que da por buena el receptor. Se trata de una operación eminen- temente intelectual, que emplea elementos puramente cognoscitivos y racionales, que hace trabajar conjunta y simultáneamente la inteligen- cia del que habla y del que escucha, haciéndoles seguir un mismo pro- ceso; hablemos el mismo idioma y convenceremos.

 

D)   Persuadir: Debido a que el discurso de persuasión se dirige de mane- ra característica hacia las opiniones y a mover la acción de los oyen- tes, debe estar compuesto por una serie bien ordenada de argumentos, apoyada en hechos, figuras y ejemplos para que los oyentes quieran creer o actuar en la forma que se les propone. Para ello, además de la evidencia y los argumentos, hay que introducir una llamada que capte


primorosamente su atención; hay que demostrar como la tesis que se defiende está relacionada directamente con los intereses de los oyen- tes y cómo logrará satisfacer algunos de sus deseos, apetencias o ne- cesidades básicas.

 

¿CÓMO PREPARAR UN DISCURSO?

 

Cómo hacernos entender con claridad.

 

Todo discurso tiene un móvil o intención. Cada discurso debe tener en primer lugar un buen comienzo y mejor final. Lo sepa o lo ignore el buen ora- dor debe recordar por lo menos que el discurso debe poseer una de estas cuatro finalidades:

 

     Poner algo en claro.

     Improvisar y convencer.

     Incitar a la acción.

     Entretener.

 

¿Ustedes quieren saber en qué parte del discurso tenemos mayor probabi- lidad de revelar nuestra inexperiencia o nuestra pericia?.

 

EN EL COMIENZO Y EN EL FINAL

 

 

     Asegúrese de antemano que el tema que va a tratar esté tan claro como la luz del día en nuestra mente.


     Debe aportar suficientes datos y pruebas.

 

     Use comparaciones para dar mayor claridad.

 

     Jesucristo y el Reino de los Cielos.

 

     La mejor defensa es el ataque.

 

     Recurra al sentido de la vista. Si quiere ser claro o más claro haga grá- ficas sus ideas.

 

     Haga preguntas y exhorte al auditorio a participar para darle mayor atractivo al discurso.

 

     Evite palabras técnicas cuando hable a un público profano.

 

 

     Repita las ideas más importantes con diferentes palabras, con frases va- riadas para que el receptor no lo considere una repetición.

 

     Hable con brío, carisma y vehemencia.

 

 

¿Cómo preparaban Lincoln y Jesucristo sus discursos?

 

Uno de los más famosos discursos de Lincoln es aquel en que declaraba, con visión profética: “Una casa dividida contra sí no puede sino caer. Tengo para mí que este gobierno no puede subsistir permanentemente, una mitad es- clavo y otra mitad libre”.


Este discurso fue ideado mientras efectuaba su trabajo cotidiano; mientras estaba a la mesa comiendo; mientras caminaba por la calle, mientras ordeñaba las vacas en el establo, mientras al otro lado su hijito no cesaba de charlar y hacer preguntas, impacientándose en el vano esfuerzo de hacer hablar a su pa- dre. Lincoln seguía caminando, abstraído en sus reflexiones, pensando en su discurso, olvidando aparentemente la existencia del niño.

 

Jesucristo por su parte se apartaba de la gente; pensaba, meditaba y con- sideraba. Se fue sólo al desierto, meditó y ayunó durante cuarenta días y cua- renta noches. “Desde ahí en adelante – dice San Mateo – Jesús comenzó a pre- dicar”.

 

Poco después pronunció uno de los discursos más célebres de la historia: el sermón de la montaña.

 

Usted dirá, todo esto me parece interesante, pero yo no quiero ser un ora- dor famoso. Yo sólo quiero echar algunos discursos de vez en cuando, en caso de que se presente la oportunidad.

 

Es muy cierto y comprendemos eso, porque al fin y al cabo este Manual persigue ese objetivo; pero es que por poca pretensión que tengan muchos dis- cursos, debemos emplear, en cierto modo, los métodos que hicieron famosos a los buenos oradores del pasado.


CAPÍTULO VI

 

EJERCICIO VOCAL. LA CORRECTA RESPIRACIÓN:

 

“En la perfección de una hermosa voz - decía Melba -, la correcta respi- ración es el requisito técnico más importante”.

 

Por tanto, el dominio de la respiración correcta, debe ser nuestro primer paso hacia el mejoramiento de la voz. La respiración es el fundamento de la voz, es la materia prima con que construimos las palabras.

 

Nuestro problema, entonces, se reduce a esto: emplear el mismo método de respiración cuando estamos en pie que cuando yacemos en el lecho. ¿Parece difícil?

 

Nuestro primer ejercicio, pues, será el siguiente: pongámonos decúbito supino y respiremos profundamente. Observaremos que la actividad principal del proceso se concentra en medio del cuerpo. Cuando respiramos profunda- mente en esta posición, no alzamos los hombros.

 

Sucede lo siguiente: los esponjosos y porosos pulmones se llenan de aire y necesitan extenderse, como un globo. Son dos globos que quieren inflarse, pero, ¿cómo?, ¿Hacia dónde? Están encajonados hacia arriba y los costados por una caja cuyas paredes son las costillas, la espina dorsal y el esternón.

 

Desde luego, un poco ceden las costillas, pero el lugar más fácil de ex- pansión es el piso de la caja, formado por un delgado músculo que sirve a la vez de techo del abdomen. Este músculo, llamado diafragma. divide el tronco


en dos departamentos diferentes. El departamento superior contiene el corazón y los pulmones; el inferior, abdomen, contiene el estómago, los intestinos, el hígado y otros órganos vitales. Este enorme músculo está arqueado como un techo, como una bóveda.

 

Tomemos, por ejemplo, uno de esos platos de cartón que solemos com- prar en los supermercados cuando preparamos una gira campestre. Démosle vuelta y apretémoslo contra el suelo. ¿Qué sucede? Que se achata y se estira y se escapa por los cuatro costados a medida que hacemos fuerza. Esto es preci- samente, lo que sucede con el diafragma cuando los pulmones, llenos de aire, comprimen la parte superior de la bóveda.

 

Acostémonos. Respiremos profundamente. Apoyemos los dedos de la mano justo por debajo del esternón. ¿No sentimos el movimiento del diafrag- ma, achatándose y estirándose?

 

Apoyemos ahora las manos sobre los costados de la caja, sobre las extre- midades inferiores de las costillas. Respiremos profundamente. ¿No sentimos los pulmones empujando las costillas flotantes?

 

Practiquemos esta respiración diafragmática durante cinco minutos al acostarnos y cinco minutos antes de levantarnos. Por la noche, esta respiración nos calmará los nervios, con lo cual nos adormecerá. Por la mañana, nos ani- mará y despejará. Si hacemos esto sin desmayar, no sólo mejoraremos la voz, sino viviremos algunos años más. Los cantantes de ópera y los maestros de canto llaman la atención por su longevidad. El famoso Manuel García vivió 101 años. Y atribuía su larga vida a los ejercicios diarios de respiración pro- funda.


EJERCICIO VOCAL:

 

Relajamiento de la mandíbula. Las quijadas rígidas provocan general- mente lenguas torpes y son lenguas rápidas, fuertes y elásticas, lo que nosotros queremos de este curso:

 

1)  Inclinemos la cabeza sobre el pecho hasta que la barba nos toque la camisa. Levantemos toda la cabeza, excepto la mandíbula inferior. Si la relajamos completamente, la fuerza de la gravedad nos la mantendrá caída, del mismo modo que las mantiene pegadas a los muslos más manos relajadas.

 

2)  Sentémonos así, con la mandíbula relajada, la boca abierta y el mirar perdido, hasta que nos parezca un peso extraño al resto de la cabeza el de la mandíbula.

 

3)  Cuando tratemos de escuchar una conversación a la distancia y no la podamos escuchar nítidamente, ¿qué hacemos? Inconscientemente res- piramos profundamente, abrimos la boca y escuchamos con atención

¿verdad? Imaginémonos escuchando en esas circunstancias. Imagine- mos que hemos pescado alguna especie de conversación que nos ha causado profundo asombro ¿qué hacemos? Dilatamos erguimos el tronco, hacemos una inspiración mayor y abrimos inconscientemente la garganta. Digamos ahora: Oh, ¿sabes que digo? ¿verdad que la voz sale libre y cómodamente? Recordemos: sólo podemos dominar la mandí- bula relajándola. Practiquemos pues, estos ejercicios hasta que la man- díbula sea una dócil servidora en vez de rígida y entorpecedora.


4)  Inspiremos profundamente, cuidando que el diafragma se aplaste y con la garganta relajada digamos a: Digámoslo sin el mayor esfuerzo. Con comodidad.

 

CONSEJOS ÚTILES A LA HORA DE HACERNOS ENTENDER CLARAMENTE:

 

     No miremos el piso esto es de principiantes

     Siempre debe haber en los pulmones una reserva de aire para que nos sirva como trampolín.

     Relajemos la garganta, los labios, la mandíbula.

     Es necesario tener volumen. No confundamos esto con hablar o gritar.

 

EJERCICIO VOCAL: Flexibilidad de los labios. La tensión nerviosa, a la que suele estar expuesto el orador novel, sobre todo al comienzo de su dis- curso se manifiesta casi siempre por el estiramiento de los músculos de la gar- ganta y la rigidez de la mandíbula y los labios; ellos deben estar libres y flexi- bles para que colaboren en la producción de tonos claros y hermosos.

 

Podemos lograr esta mayor atracción y poder de sugestión con nuestra voz si estamos dispuestos a pagarlos con el dinero de la atención y la práctica.

 

Sea la palabra sopa. Al decir So, redondeemos los labios y pongámoslos salientes. Al decir Pa, recojámoslos tanto como sea posible. Exageremos el movimiento. Hagamos una como sonrisa. Supongamos que estamos para foto- grafiarnos. Repitámoslo ahora rápidamente: sopa, sopa, sopa.


Convirtamos esto en frase y sigamos practicando: yo bebo, sopa yo bebo, yo bebo sopa, sopa yo bebo...

 

Repitamos muchas veces las siguientes frases exagerando el movimiento de los labios:

 

     Grande para dama soy.

     Detente sombra de mi bien esquivo.

     Que tu forma fantástica ceñía.

     Íbamos por el pálido sendero hacia aquella quimérica comarca.

 

Ahora repitamos en falsete el siguiente párrafo de Enrique Gómez Carri-

llo.

 

 

“No hay una palmera, ni una flor de lino, ni una espiga de maíz, ni una caña de papiro, ni una hoja de loto que deba una gota de roció al cielo. Todo lo que en la naturaleza palpita sale de la onda fluvial, ya el viejo Herodoto decía, hace dos mil años, que el Egipto es un don del Nilo. ¡Don maravilloso, en ver- dad!

 

¡Don que todo el universo ha aprovechado!

 

 

EJERCICIOS DE ARTICULACIÓN:

 

Una buena articulación es la base para la buena pronunciación de las pa- labras, pero ello requiere de mucho ejercicio para lograr el dominio perfecto de


los músculos del aparato vocal. Es indispensable controlar a voluntad la flexi- bilidad labial.

 

1.      Contraiga los labios, redondeándolos como si fuera a silbar, luego dis- tiéndalos horizontalmente hasta el máximo. Repita varias veces este ejercicio sin llegar a la fatiga.

 

2.      Afirme los labios, apretándolos o comprimiéndolos entre sí, como si fuese a hacer la onomatopeya de las burbujas. Ábralos y ciérrelos en forma brusca y repetida.

 

3.      Ahora, mediante el ejercicio anterior, pronuncie las consonantes ex- plosivas |P| y |B| indistintamente.

 

4.      Imite la emisión entre dientes que hacen algunos animales. Ejemplo: El resoplido del caballo: ¡brrrrrrrr!

 

Otros ejercicios que ayudan a mejorar la articulación. ¡Hágalos!, son de suma utilidad:

 

    Con los dientes apretados entre sí lea un texto cualquiera en voz alta, tratando que se entienda el texto leído.

 

    Repita varias veces una frase, mientras sostiene un lápiz transversal- mente en la boca, pasándolo por debajo de la lengua.


    Repita varias veces una frase, mientras sostiene un corcho de botella en forma vertical; trate que se entienda el texto leído.

 

    Relaje los músculos de la lengua y trate de emitir repetidamente el so- nido: lerelere – lerelere – lerelere.

 

Sintamos como la punta de la lengua nos toca rápidamente las espaldas de los dientes. Sintamos cuando leemos o hablamos ese golpecito nítido y elás- tico.

 

El golpeo de la erre es un ejercicio importante; pero no creamos que con ejecutar este y los otros ejercicios un minuto por semana y olvidarlos el resto del tiempo, obtendremos grandes resultados. “Los dioses venden todo a buen precio”, decía Emerson. Y el mejor precio que debemos pagar por el mejora- miento de la voz es la práctica, la práctica, la práctica. Podemos hacerlo hasta en el baño mientras realizamos otras actividades.

 

SACUDA LA PEREZA MENTAL

 

Milton empleó en sus libros ocho mil palabras, y Shakespeare quince mil. El diccionario de la Academia Española contiene unas ochenta mil palabras. Sin embargo, el hombre de la calle emplea unas dos mil diferentes. Tiene algu- nos verbos, un puñado de sustantivos, varios adjetivos raídos, y suficientes ad- verbios y preposiciones para enhebrarlos y hacerse comprender. Es demasiado perezoso, mentalmente, o está muy ocupado en sus negocios para realizar el menor esfuerzo en obsequio de la precisión y la exactitud.


Hace poco escuchaba a una señora aplicando el mismo adjetivo a una niñita, a un helado, al temperamento de un hombre y a un libro. Todos eran lindos.

 

Pudo haber dicho:

 

 

Un helado exquisito, sabroso, regalado, delicioso, gustoso, etc.

Un temperamento amable, benévolo, bondadoso, afable, condescendiente, manso, afectuoso, cordial, etc.

Una niña guapa, graciosa, gentil, bonita, hermosa, donosa, encantadora, etc.

Un libro interesante, jugoso, original, ameno, grato, instructivo, agrada- ble, deleitoso, etc.

 

También es pobreza usar el verbo hacer en los casos siguientes:

 

Hacer país, por gobernar bien.

Hacer la lectura, por leer o dar lectura. Hacer política, por dedicarse a la política. Hacer saber, por notificar o informar.

Hacer la venta, por vender.

Hacer furor, por entusiasmar, alborotar. Hacer efectivo, por efectuar.

Hacer moneda, por acuñar. Hacer fuego, por encender.

Hacer ilusiones, por forjarse ilusiones.


Evitemos así mismo el empleo del adjetivo alto en los casos siguientes:

 

 

Un alto empleado, por un empleado de jerarquía. Un alto porvenir, por un porvenir promisorio.

Un alto sueldo, por un sueldo elevado. Un alto escritor, por un escritor de nota.

Alta consideración, por merecida consideración. Tener alta opinión, por tener excelente opinión. Tener alto concepto, por tener óptimo concepto.

Alta inteligencia, por prodigiosa, fecunda inteligencia. Alta reputación, por excelente, inmejorable reputación.


CAPÍTULO VII

 

cordialidad y energía de las palabras que dirige. Sin duda, la mejor y la peor imagen también se transmiten sin palabras.

 

SIGNOS NEGATIVOS:

 

     Escasez de gestos: delata a las personas más reservadas e introvertidas.

     Hombros encogidos: suele traducirse como un estado de enojo conteni- do.

     Hombros alzados: miedo, indiferencia.

     Tocar constantemente el pelo: refleja un alto grado de inseguridad.

     Hombros encorvados: sinónimo de opresión.

     Cruzar los brazos y las piernas: representa un claro signo de aislamien- to, protección.

     Chascar los dedos: denota impaciencia.

     Movimientos bruscos: señal de frustración.

     Postura corporal encogida: depresión.

     Cuerpo impulsado hacia delante: síntoma de agresividad, violencia.

     Tocar insistentemente un objeto o a uno mismo: refleja inseguridad.

     Tamborilear con los dedos: claro síntoma de nerviosismo o aburrimien- to.

     No mirar a los ojos: delata miedo o una altura dosis de inseguridad.

     Mover excesivamente las manos: se traduce como nerviosismo, timidez o ansiedad.


SIGNOS POSITIVOS:

 

     Riqueza gestual: define a las personas abiertas y extrovertidas.

     Hombros rectos: es sinónimo de capacidad para asumir responsabilida- des.

     Pasar un brazo por el hombro de otra persona: se interpreta como la expresión de un sentimiento de agrado, intimidad, amor.

     Sonreír: es un reflejo que delata buen humor, sentimientos placenteros.

     Frente arrugada, mirada intensa: indica reflexión y concentración.

     Movimientos afirmativos con la cabeza: refleja interés, señal de acuer- do.

     Postura erguida: supone seguridad y autoridad.

     Ademanes abiertos: son el símbolo de una personalidad expansiva y afectuosa.

     Guiñar un ojo: demuestra intimidad, pero, según el círculo o el sexo, puede mal interpretarse.

 

LA POSICIÓN DEL ORADOR DELANTE DEL AUDITORIO:

 

No hay una regla universal que nos diga como mantener una posición de- terminada cuando se pronuncia un discurso, pero si debemos señalar aquí prác- ticas viciosas que deben desaparecer. Por ejemplo:

 

     No ampararse todo el tiempo detrás de una mesa; en ciertos casos es conveniente permanecer a un lado de la misma y moverse unos pasos para acentuar el énfasis de las palabras.


     Evite que todo el peso del cuerpo descanse sobre los talones.

 

     Cuando se hable de pie evitar empinarse de puntillas, produciendo un movimiento de sube y baja.

 

     No se frote tanto las manos como si tuviese un jabón invisible.

 

 

     No juegue repetidamente con el mismo botón de su chaqueta.

 

 

Si decide hablar sentado, atenúe los efectos de la inmovilidad de la si- guiente manera:

 

     Mantenga derecho el busto, sin acartonamientos.

     Deje un espacio de 20 centímetros entre el abdomen y la mesa, e igual espacio entre la espalda y el respaldo de su asiento.

     Evite “Tics” que puedan distraer al auditorio.

 

Para hablar de pie con el máximo de libertad y eficacia pueden seguir al- gunas reglas de carácter general:

 

     Acérquese al estrado o tribuna con andar natural; evite el paso entre- cortado, la marcha nerviosa o la cabeza arrogante.

 

     Mientras es presentado no mire al suelo fingiendo modestia; mire sen- cillamente tanto al público como al presentador.


     Una vez que esté colocado en el sitio, no hable inmediatamente; tóme- se unos minutos para organizar las ideas y mirar al público. Treinta se- gundos son suficientes.

 

     Manténgase recto, pero sin rigidez, con los pies separados unos 30 cen- tímetros, uno de ellos soportando la mayor parte del peso del cuerpo y el otro un poco avanzado.

 

     Cuando quiera hacer énfasis en algunas palabras de su exposición, debe avanzar unos pasos, para causar un buen efecto. Retrocederlos puede significar que se van a considerar las cosas en conjunto.

 

     Fijar los ojos en el suelo, por breve tiempo y mediante una pausa, pue- de sugerir que el tema merece honda reflexión antes de volver a hacer uso de la palabra.

 

     Al finalizar su discurso o conferencia, no se apresure a abandonar la sa- la, haga una pausa final para que el oyente asimile las últimas frases y luego salga con paso firme y mesurado.

 

¿QUÉ HACER CON LAS MANOS Y LOS BRAZOS?

 

     En primera instancia se debe tener de algún modo las manos ocupadas; bien sea discretamente sujetas a la mesa, tribuna, podium o barra del micrófono; puede ser sujetando unas cuartillas; siempre que no se pro- voque movimientos anárquicos que denoten nerviosismo del que habla.


     Si el tema no requiere que sea expuesto de modo expresivo, su postura correcta será mantener las manos quietas.

 

     Debe evitarse llevar una mano en el bolsillo, la incorrecto serian las dos.

 

GESTOS CONVENCIONALES:

 

Son los movimientos básicos de las manos y los brazos, que gracias a la fuerza de la costumbre, se han convertido en una especie de lenguaje corporal universal.

 

     Señalar, indica. Cuando el orador quiere llamar la atención sobre una idea u objeto, levanta el índice de la mano derecha, o de la izquierda.

 

     Dar o recibir. El orador extiende la mano con la palma hacia arriba. Se usa con frecuencia este mismo gesto cuando el emisor quiere presentar una idea nueva, o cuando pide ayuda al auditorio para la idea que ex- pone.

 

     Rehusar, rechazar. Con un movimiento oscilante de la mano con la palma hacia el público, se expresa generalmente la desaprobación de una idea.

 

     Puños apretados. Expresa la intensidad de un sentimiento, como ira o firme determinación.


     Precaución. De la misma manera que usted le calma la excitación de una persona, se apoya la mano en su hombro o se palmotea suavemente mente la espalda, el orador emplea un movimiento similar, como si se apoyara en una espalda imaginaria, para advertir a los oyentes del peli- gro que encierra perder la ecuanimidad.

 

     División. Cuando quiera indicar la separación neta y clara de los hechos o las ideas en varios grupos, el orador se sirve del gesto de acercar o separar las palmas de las manos ante si, manteniéndolas para- lelas.

 

Es aconsejable sin embargo, que se haga uso prudente de este recurso, ya que una representación dramática en exceso, puede ir en perjuicio de la idea que se trata de comunicar.


NORMAS QUE ASEGURAN EL ÉXITO SOCIAL:

 

Causar buena impresión es una cuestión en la que intervienen varios fac- tores interrelacionados entre sí. Las claves son pocas, pero efectivas.

 

 

 

PERSONALIDAD

ASPECTO FÍSICO

POTENCIAR

   Aceptarse uno mismo.

   Tolerancia a la frustración.

   Sentido de la responsabilidad.

   Capacidad de aceptación.

   Independencia.

   Criterios éticos y valores estables

   Espontaneidad y naturalidad.

   Constancia y paciencia.

   Peso moderado.

   Sensación de pulcritud e higiene general

   Maquillaje ligero para salir a la calle.

   Un saludable color de piel.

   Sencillez y elegancia en el vestuario.

   Tejidos de calidad y prendas de vestir polivalentes y con buen corte.

   Austeridad en los complementos.

 

EVITAR

   Impaciencia e inmediatez.

   Falta de constancia.

   Comportamiento irresponsable.

   Carencia de planteamientos realis- tas.

   Escaso control de los impulsos.

   Dificultades para aceptar los fallos y las propias limitaciones.

   Dependencia.

   Criterios y valores inestables.

   La dejadez y falta de higiene.

   Exceso de maquillaje y perfume.

   Caer en el disfraz a la hora de vestirse.

   Ir marcando curvas en exceso.

   Abuso de joyas y bisutería que denoten mala calidad.


Capítulo IX                                        TODO BUEN ORADOR ES UN LIDER




 

T

 
odo buen líder debe saber en primer lugar transmitir de manera efectiva sus ideas; es decir, buen comunicador y buen orador, pero

además debe poseer buenos hábitos, carisma natural, don de gente, de desta- cada actuación en su ámbito social. Actitudes y honradez comprobadas, pero a su vez que no haya desperdiciado todo ese cúmulo de talentos en actividades ilícitas. No basta con poseerlas, debe desarrollarlas y ponerlas en práctica al servicio de un bien común.

 

Que sea capaz de reconocer la misión que debe cumplir (razón básica de su existencia); no individuos que sigan creyendo que sus dotes de liderazgo fue producto de la buena o mala suerte; de una casualidad, quien piensa así se niega a vivir.

 

Debe ser poseedor de filosofía e ideología bien definidas con valores y principios claros, mejor conocido por su gran ética, honestidad, lealtad, humil- dad, amor, belleza, don de servicio y armonía. Todo ello debe manifestarse siempre en cada acción que realice, lo contrario a estos principios es la traición a uno mismo.

 

De ideas concretas y hechos tangibles, encaminados naturalmente a cum- plir su misión; que piense a cada momento como realizar su objetivo. Que ten-


ga siempre presente que lo único que le falta por hacer es lo que no se ha inten- tado.

 

En estos primeros requisitos el buen líder debe entonces resolver el es- quema planteado:

 

MISIÓN + VISIÓN + FILOSOFÍA + ACCIÓN = RESULTADOS

 

Es imprescindible que sepa manejar las herramientas básicas de una bue- na comunicación y por supuesto que sepa hablar bien en público.

 

Debe renunciar inmediatamente a la mediocridad y al conformismo para poder llevar adelante el desarrollo de una buena idea y así superar las barreras.

 

Vivimos en un mundo forjado por hombres y mujeres que hicieron reali- dad sus sueños, en otras palabras, se atrevieron a descubrir otros horizontes.

 

Este líder debe estar consciente que lo que mueve a las personas, no son las causas, sino los motivos que interiormente lo impulsaron a unirse y fundar esa causa u organización. Las causas están siempre presentes: Rescatar la eco- logía, los niños de la calle, promover la democracia, crear nuevas empresas; siempre habrá seguidores, pero la incógnita es, quién los dirigirá.

 

He allí el desafío que debe enfrentar este líder; darle un motivo interno a su gente, que se una a su lucha por convicción y entusiasmo. Lo más importan- te que le permita enfrentar obstáculos y retos que el mismo proyecto lleva im- plícito. El líder debe convertirse en un escultor de su gente y lograr hacer de personas ordinarias seres extraordinarios.


Por sobre todas las cosas que sea capaz de romper paradigmas; a desafiar lo establecido. Si usted estimado lector está plenamente convencido que se de- be operar un cambio para mejorar su empresa, familia, la sociedad, la política o la religión, entonces láncese con todos sus recursos; sólo la fe y la audacia han sido parte de los grandes secretos de los lideres para alcanzar todo lo que se proponen.

 

Y si los demás lo miran como un extraterrestre, no se preocupe, los timo- ratos y cobardes siempre buscaran la forma de descalificarlo y afortunadamen- te de ellos no hay nada escrito.

 

En resumen, el líder debe vivir en un estado permanente de alerta, su sen- sibilidad a flor de piel le permitirá decodificar conductas que manifiestan des- agrado o insatisfacción. Es urgente, se hace necesario, por favor, SOS, un líder se solicita. Comprométase ya – El mundo lo necesita.

 

LIDERAZGO:

 

Llevar adelante el desarrollo de una NUEVA IDEA va más allá que el te- ner una visión. Vivimos en un mundo forjado por la visión de hombres y muje- res que hicieron realidad sus sueños. Tal es el caso de Henry Ford (automóvil), los Hermanos Wright (aviación), John F. Kennedy (viaje del hombre a la luna) y J. C. Licklider (Internet), que fueron grandes visionarios y unos desconoci- dos antes de lanzarse al éxito.

 

Plasmar una idea a la realidad, requiere superar diferentes retos y barre- ras, entre los cuales destacan; ausencia de competencias, conocimiento clave


del negocio, aversión a la incertidumbre, marco regulatorio incierto, escasez de recursos humanos y económicos.

 

Según Chiavenato, el liderazgo es la influencia interpersonal ejercida en una situación dirigida a través del proceso de comunicación humana a la con- secución de uno o diversos objetivos específicos. “El liderazgo es considerado un fenómeno que ocurre exclusivamente en grupos sociales; debe ser analizado en función de las relaciones que existen entre las personas en una determinada estructura social, y no por el examen de una serie de características individua- les.

 

Para obtener un mayor entendimiento de la definición de Liderazgo es importante explicar los tres tipos, según su clasificación y personalidad:

 

     Líder Autoritario: Determina una a una las acciones y las técnicas pa- ra la ejecución de las tareas en la medida en que se hacen necesarias de modo imprescindible para el grupo.

 

     Líder Democrático: Las directrices son debatidas y decididas por el grupo, estimulado y apoyado por el líder.

 

     Líder Liberal: Libertad completa para las decisiones grupales, con participación mínima del líder.


No existe una receta única, pero si hay factores críticos de éxito:

 

 

1)     Gerencie el riesgo y evalúe escenarios inesperados para anticiparse a las dificultades.

 

2)     Tenga iniciativa, capacidad de innovación y visión de lo que el futuro puede traer.

 

3)     Ofrezca productos y servicios orientados al cliente.

 

 

4)     Rompa paradigmas.

 

5)     Tenga claro entendimiento del negocio y conocimiento de los proce- sos asociados.

 

6)     Maneje los recursos inteligentemente.

 

 

7)     Persistencia y perseverancia.

 

Todo líder debe ser capaz de tomar decisiones, confiar en su intuición, no debe rendirse fácilmente y ser capaz de aprender de sus errores.

 

LOS LIDERES EFECTIVOS:

 

 

HACEN QUE LOS DEMÁS SE SIENTAN IMPORTANTES:

 

     Si sus decisiones y objetivos están centrados en su persona, sus subal- ternos perderán el entusiasmo rápidamente. Haga hincapié en los pun-


tos fuertes y en los aportes de sus discípulos, en lugar de recalcar las bondades que usted tiene como jefe.

 

PROMUEVE UNA VISIÓN:

 

     Los seguidores necesitan tener una idea clara del lugar a donde usted los está dirigiendo y necesitan entender por qué ese objetivo es valioso para ellos. Su trabajo como líder es ofrecer esa visión.

 

LA REGLA DE ORO:

 

     Trate a sus seguidores de la forma como a usted le gustaría ser tratado. Los lideres abusivos atraen pocos seguidores leales.

 

ADMITE LOS ERRORES:

 

     Si las personas sospechan que usted está encubriendo sus propios erro- res, ellos también ocultarán sus errores y usted no tendrá a su disposi- ción información valiosa para tomar decisiones.

 

CRITICA A LOS DEMÁS SÓLO EN PRIVADO:

 

     Los elogios en público estimulan a los subalternos a superarse, pero las críticas en público sólo sirven para ponerlos en una situación embara- zosa y ganarse la animadversión de todos.


SE MANTIENEN CERCA DE LA ACCIÓN:

 

     Debe hacerse visible para los miembros de su organización. Converse con la gente, visite otras oficinas y lugares de trabajo, formule pregun- tas y observe cómo está siendo administrada la empresa.

 

PRACTICAN EL JUEGO DE LA COMPETENCIA:

 

     El impulso competitivo puede ser una herramienta valiosa si la utiliza correctamente. Fije los objetivos del equipo y recompense a los miem- bros que cumplan o superen esas metas. Examine sus fallas y celebre los éxitos de su grupo.

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